Después de 3 meses en Cabo Verde todavía no había visto un solo mosquito, hasta que un buen día el viento paró, las olas desaparecieron y el mar poco a poco fue quedando totalmente estático, desde la cubierta podía ver el fondo con una nitidez increible, el silencio era absoluto, la atmósfera fantasmal, igual que cuando en las películas de miedo va a pasar algo terrible inesperadamente y parece que ya se huele en el ambiente...
Al día siguiente, la calma continuaba, cada vez de una forma más irreal, llegó un momento en que observando el paisaje desde la cubierta tenía la sensación de estar dentro de una pintura hiper-realista, el mar perfectamente plano y de un azul turquesa increible, las dunas de arena blanca inmensas y relucientes, el cielo de un azul glorioso y el barco y yo suspendidos en medio de todo ello con hilos invisibles, sin nada de viento ni oleaje.
Entonces apareció, golpeando con la cabeza repetidamente una de las ventanas del barco ahí estaba... no era un psicópata asesino, ni un pirata, ni siquiera un inspector de aduanas, era ni más ni menos que el animal más peligroso del planeta (después de los humanos): el terrible, cruel e indestructible Mosquito Africano! o_O
Según la ONU mueren al año más de un millón de personas víctimas de la Malaria y otras enfermedades como el Dengue o la Fiebre Amarilla, todas ellas transmitidas por diversas variedades de estos mosquitos, lo cual le convierte en el animal más peligroso del planeta, al menos en lo que a número de víctimas mortales se refiere...
Así son las cosas en este mundo en que vivimos, quien ha leido poco se imagina que si vas a Africa de vacaciones los mayores peligros son ser devorado por un león, mordido por una serpiente o secuestrado por un hijo bastardo de Bin Laden... pero no, resulta que lo más peligroso es que un mosquito te pique como a un tonto y acabes rehén de los médicos y las farmaceúticas que te exprimirán hasta el último euro antes de tener una muerte triste y aburrida... y después de eso lo más probable es tener un accidente de tráfico porque o bien el conductor era un bruto y/o el coche estaba hecho una mierda.
Pero bueno, volviendo a la isla de Boavista, esa tarde vi dos mosquitos, y como ya venía armado con todo tipo de repelentes, insecticidas, mosquiteras y demás parafernalia antimosquitos no me sentí especialmente inquieto, pensé 'bueno, ahora tengo que redoblar las precauciones para que no me piquen'.
Al día siguiente había quedado con unos amigos para hacer una parrillada al aire libre, e imaginándome que habría mosquitos ya fui preparado: calzado cerrado, pantalones largos, repelente por todos lados... me había estudiado bien el manual anti-mosquitos y me sabía la teoría bien... pero nada, todo fue inútil.
Antes de anochecer la situación estaba controlada, entre el insecticida, los repelentes y manotazos diversos les mantuvimos a raya, pero una vez que se escondió el Sol no hubo nada que hacer, nos picaban a través de la ropa, ignoraban el repelente, los manotazos... el problema creo que es el número de mosquitos por persona, si hay menos de 10 más o menos se comportan, pero cuando hay cientos de ellos por persona es como que se excitan mutuamente y les da igual todo, hay unos que se te acercan, te huelen como apestas a repelente y entonces se van para atrás, se tapan la nariz, cojen carrerilla y se te clavan como un dardo a una velocidad increible, le puedes matar de un manotazo, pero es igual, porque en lo que tardas en dar ese manotazo ya te han picado otros diez...
Al día siguiente, conté hasta 32 picaduras, seguramente tuviera alguna más pero ya me cansé de contar...
Ahora tengo un cuidado extremo, y desde aquella mala experiencia hace 4 días no me ha vuelto a picar uno solo, pero es realmente incómodo, tengo que fumigar con insecticida antes de abrir la mosquitera porque están esperándome fuera, además también tengo que darme repelente antes de salir, aunque sea sólo por medio minuto, también quemo espirales chinas de la muerte fuera del barco, tengo cubitos de alcanfor en las escotillas... y en conjunto la situación a bordo está controlada a base de paciencia y trabajo.
Lo malo viene para bajar a tierra, ahí hay muchos más (el barco está fondeado a casi un kilómetro de la costa), y el hecho de tener que ir primero en el bote, luego bajar de él y arrastrarlo por la playa (con el pantalón remangado), ponerte los zapatos... vamos, la ya de por si tediosa parafernalia de bajar a tierra se complica y se alarga todavía más, y es que esos bichos no perdonan, en cuanto te quitas un calcetín ya aparecen para picarte...
Pero bueno, así son las aventuras (cosas incómodas que retrasan la cena); desde luego con esta experiencia ya me quedó claro que los sitios con mosquitos es mejor evitarlos, y en especial las horas del atardecer y las primeras horas de la noche es mejor quedarse en el barco.
El problema es que los repelentes son mucho más limitados de lo que pretenden, por una parte aquí estás continuamente sudando a chorros por el calor y la humedad, con lo cual cualquier cosa que te eches en la piel no puede durar mucho, y después hay mosquitos que de alguna forma son capaces de ignorar el repelente, me imagino que se taparán la nariz o algo así; y para colmo tienen poco de inócuos para las personas, yo cada vez que me doy alguno de los basados en insecticidas me mareo y me dan nauseas, y encima huelen realmente mal :-P
En cuanto a la misteriosa calma y la aparición de los mosquitos en Boavista, todo tiene una explicación lógica, básicamente ocurre que en el otro extremo de la isla hay unos humedales muy grandes que ahora en la época de las lluvias se llenan de charcos y agua dulce estancada, de tal forma que son el lugar perfecto de cría para los mosquitos, después, sólo necesitan que pare el viento para poder recorrer volando los 40 kilómetros que les separan de la zona habitada de la isla.
Este es un ejemplo de uno de esos humedales (sin agua y sin mosquitos), en este caso era utilizado como salina llenándolo de agua de mar y esperando que esta se evaporase para recoger la sal, pero hay muchos otros que se llenan sólo de agua de lluvia.
En cuanto a las calmas, son debidas a que la zona de convergencia intertropical pasó sobre nuestras cabezas durante esos días, además de la calma por las noches se veían muchos rayos sin truenos en el horizonte, reforzando más el ambiente fantasmal...
Y ya para rematar el cuento de miedo, resulta que en pleno apogeo del ataque de los mosquitos, una noche a las 23:00 hubo un apagón generalizado en toda la isla, de tal forma que quedó todo a oscuras, y entre muchas otras cosas dejaron de funcionar todos los artilugios eléctricos que mantienen a raya a los mosquitos, con lo cual al día siguiente poca gente se levantó de buen humor...
Así se veía el amanecer desde el barco:
La línea del horizonte es la capital de la isla, Sal-Rei, normalmente profusamente iluminada.
Una de las pocas luces que resistió el apagón fue la lámpara de fondeo de Xebec, aquí se ve a través de la mosquitera del tambucho:
Cuando salió el Sol, todos los barcos extranjeros que había leventaron las anclas y se marcharon uno detrás de otro, yo fui el único que se quedó (hay más barcos, de gente de aquí y de pasear turistas), principalmente porque ya tenía consultas concertadas para toda esta semana y no era plan de andar aplazándolas todas... pero vamos, si no es por eso también me hubiera marchado.
Los científicos y meteorólogos dirán lo que quieran, pero los marineros ya sabemos que son las meigas, y en el caso de Boavista, La Capotona, una especie de esqueleto macabro envuelto en una capa que cabalga un caballo blanco y que lleva una guadaña a la espalda; yo no la he visto, pero me han hablado de ella...
Así que yo también espero salir zumbando de aquí en cuestión de pocos días, mientras tanto, sigo disfrutando de la isla, que es realmente bonita, en esta foto puede verse la playa de Santa Mónica llena de nidos de tortugas, cada palito marca el lugar donde una tortuga de mar puesto sus huevos:
Este año está siendo excepcional en el número de tortugas que nidifican en Boavista, se calcula que hay varias decenas de miles poniendo sus huevos esta temporada aquí, se ve que quieren tener tortugitas dragones ^_^.
Hay mucha gente que trabaja a lo largo y ancho de la costa vigilando las playas y marcando cada nido de tortuga con esos palitos para que luego los turistas no los pisemos y convirtamos los huevos en tortilla de tortuga... este es uno de los muchos carteles que hay aquí en las playas:
Y aquí otra vista de la playa de Santa Mónica con el Hotel Riu Tuareg al fondo, hay 4 hoteles Riu en Cabo Verde, dos en Sal y dos en Boavista, y 9 de cada 10 amigos caboverdianos que tengo trabajan ahí, para bien o para mal tienen un peso muy grande en la economía de las islas de Sal y Boavista, hay opiniones para todos los gustos, pero no tengo tiempo de exponerlas aquí... demasiadas cosas!
Y ya para terminar y hablando de mis amigos, una de ellas me regalo esta toalla tan bonita con una surfista kriola:
Aquello fue en un festival de música caboverdiana que hubo hace un par de semanas aquí en Boavista, estuvo realmente bien y fue muy interesante... pero una vez más no tengo tiempo para hablar de todo lo que hago y encuentro aquí, demasiadas cosas...