Boavista es una isla especial, tiene un halo misterioso, aquí durante los últimos 500 años han ocurrido un sinfín de cosas raras e inexplicables, a menudo con un tinte un tanto macabro: cientos de naufragios, plagas de mosquitos, langostas y libélulas, sequías y sus consiguientes hambrunas, dunas que se tragan fábricas y hoteles... el mar que la rodea es de poca profundidad, plagado de muchos arrecifes (a menudo sin cartografiar), con corrientes totalmente aleatorias.
Sería un buen escenario para rodar la enésima película de Poltergeist... podría titularse "Poltergeist VIII, la Capotona cabalga de nuevo".
A nivel social y económico ha conocido épocas de gran auge y también de gran miseria, es como que aquí las cosas empiezan con fuerza pero enseguida llegan a su cénit y declinan estrepitosamente, así ocurrió con la exportación de ganado (más de 50000 cabezas al año), de alimentos (llegó a exportar alimentos a Europa y América), el cultivo de urzela (un tinte violeta para la ropa), la exportación de cal y ladrillos para la construcción... y por último la producción de Sal, y ahora en el siglo XXI el repentino florecimiento del turismo de masas, casi de un día para otro la isla tuvo un aeropuerto internacional y 2 hoteles gigantescos con más de 1000 habitaciones cada uno, de repente llegaron decenas de miles de emigrantes de todo Cabo Verde y Africa Occidental, surgieron grandes poblados chabolistas para albergar a toda esta gente... y una vez más todo cambió vertiginosamente, no está muy claro si para bien o no.
El caso es que la isla es muy bonita y especial, a mi me gustó, aunque tuve que irme sin conocerla en profundidad, el viento soplaba en otra dirección para mí...
No tengo tiempo de escribir todo lo que me gustaría sobre Boavista, pero quien tenga interés puede leer los dos artículos de portada que escribí sobre ella cuando estuve ahí en agosto/septiembre de 2012. Son este y este.