Finalmente, después de hacerme mucho el remolón, llegó el momento de marchar de Flores, fueron más de dos años viviendo ahí, tranquilo y sin problemas, en una especie de planeta a parte dentro del planeta Tierra, donde todo funciona diferente, para lo bueno y para lo malo, pero que en conjunto es un sitio menos desquiciado y más humano que en lo que se está convirtiendo el mundo en el que vive la mayoría de personas.
Así fue que el 19 de junio puse rumbo a la isla del Cuervo, que con apenas 400 habitantes es el municipio más pequeño de Portugal y uno de los sitios más tranquilos de Europa, en los dos años largos que estuve en Flores nunca había ido, y hubiera sido imperdonable marchar sin conocer aquella isla, quien sabe si sería mi única oportunidad para ello.
Aquí se ve como iba quedando atrás Flores (a la izquierda Santa Cruz), para mi es un momento muy especial cuando marcho de un sitio y va haciéndose pequeño poco a poco en el horizonte, es el momento de la despedida, como cuando un tren comienza a moverse por el andén saliendo de la estación... en el caso de los barcos es mejor, porque al ir más despacio da tiempo a decirle muchas cosas al sitio de donde te vas, hasta tienes cobertura en el móvil durante varias horas!
Y en este mapa se puede ver como fue el viaje en conjunto (hacer click para verlo en grande), Corvo está muy cerca de Flores (a la izquierda en la foto), con lo cual el viaje fue un paseo, después para ir a Graciosa ya la historia fue más seria:
En realidad, desde ambas islas se ve sin problemas la otra, con lo cual la sensación era más bien de andar por casa que no de estar haciendo un viaje oceánico, así se veía la isla del Cuervo según me iba acercando, casi siempre está coronada por una misteriosa nube:
La isla del Cuervo es sin duda un sitio especial, hasta hace poco no tenía ni siquiera aeropuerto, y el puerto para los barcos incluso hoy es poco más que un fondeadero totalmente expuesto con un mini dique de 50 metros escasos al que sólo puede uno arrimarse para cargar y descargar, en esta foto se aprecia como es (al fondo la isla de las Flores):
Esto se traduce en que hay que dejar el barco fondeado fuera del puerto sobre un fondo de rocas donde las anclas normales no suelen agarrar bien, y yo en este caso como pensaba estar poco tiempo no quise poner el ancla de 25 kilos para roca, más que nada porque da mucho trabajo y dolor de espalda, y total para unas horas y sin viento pues es razonablemente seguro, el ancla que tengo no garrea entre las rocas a gran velocidad, necesita de muchos tirones fuertes para garrear un par de metros.
Así fue como se veía Xebec y Haruhi nada más bajar a Tierra, el paisaje es impresionante, con un montón de acantilados casi verticales (de donde caen las rocas que forman el fondo):
Lo que es la isla es un sitio agradable y bien cuidado, y tiene la primera playa que conozco donde las duchas públicas tienen agua caliente!
Obviamente se ve todo en poco tiempo, sólo había un restaurante que servía comidas, y el único pueblo de la isla son 4 calles sencillas sin grandes sorpresas, pero aún así es un sitio agradable para pasear, y por el interior del volcán hay varias excursiones interesantes para hacer.
También tienen varios molinos restaurados donde antiguamente molían los cereales que cultivaban, ahora casi toda la comida es importada, y según me contaron se paga más cara que en Dubai!
Yo probé a cenar en el único restaurante abierto de la isla, y por el plato del día de 6€ me cobraron 11€, según me explicó el camarero en esa isla tienen la tradición de poner antes de la comida en la mesa un plato de rebanadas de pan con unos taquitos de queso malón, de tal forma que si los tocas aunque sólo sea uno ya tienes que pagar los 5 euros...
Y según me han contado otras personas tienen más tradiciones de ese estilo en esa isla, así que al día siguiente me hice una buena tortilla de patatas y prescindí del restaurante tradicional:
Así pues, estuve sólo tres días escasos en la isla del Cuervo, más que nada por el puerto que al no ser bueno no permite explorar la isla todo el día con tranquilidad y sin preocuparte por el barco.
En esta foto se ve el estrecho que separa Flores de Corvo, aquí si que ya fue el momento en que dejé de ver la isla de las Flores quien sabe hasta cuando:
De Corvo fui a la isla Graciosa, donde había leído que había un puerto natural excepcionalmente bueno y un volcán que se podía visitar por dentro, pero eso ya lo cuento en el siguiente capítulo.
