Faial: cuando el yatista es la atracción turística

Después de casi un mes en la isla de Pico llegó el momento de cambiar de sitio... más que nada porque ahí no había mucho que hacer, por no haber no había ni duchas en el puerto, y era fácil ver que aquello durante el invierno tenía que ser muuuuy parado... así que puse rumbo a la siguiente isla: Faial.

Cuando llegué amarré el barco al dique de las llegadas, que estaba vacío, y cual fue mi sorpresa cuando ahí había media docena de turistas con unas cámaras enormes venga a sacarme fotos como si fuese un mono en un zoológico, después, con el barco ya amarrado, me preguntaron que de donde venía, y cuando les dije que de Pico, a tan sólo 5 millas, quedaron totalmente chafados, se dieron media vuelta y se marcharon sin decir nada, alguno hasta se puso a borrar las fotos que acababa de sacar.

Luego mirando los folletos turísticos de la isla vi que se habla del puerto como una especie de atracción turística a la que llegan audaces aventureros de todo el mundo a pintar su nombre y el de su barco en las piedras del puerto, y entonces los turistas identifican eso como algo a lo que hay que sacar fotos, siendo la foto más codiciada la del yatista solitario en un barco de 8 metros que acaba de llegar de un sitio remoto y exótico...

Panfleto sobre los yatistas de Horta

El caso es que mucho turista y mucho marketing pero todavía no tienen pantalán de visitantes, y hay que andar jugándose la vida amarrando uno solo el barco a un muro desprotegido, para colmo con un enjambre de turistas sacándote fotos sin parar, cuando lo normal en los demás sitios es que en vez de sacarte fotos te ayuden con las amarras.

Pero bueno, así es la vida, hay que verlo todo, y lo cierto es que si bien el puerto de Horta (la capital de Faial) no me entusiasma mucho, la ciudad que hay alrededor si que me ha sorprendido muy positivamente, es un sitio vivo, vibrante y muy bonito donde hay de todo y la mayor parte de los días hay algo interesante que hacer; así que, aún con algunas dudas, decidí quedarme aquí una temporada para adelantar trabajo que tengo pendiente.

Este fue el sitio que me dieron en el puerto, ya en un pantalán sin fotógrafos y con buenas vistas del volcán de Pico (al fondo):

Xebec en su pantalán de Horta preparado para pasar el invierno

Nada más amarrarme en ese sitio me sorprendió que estaba rodeado de barcos en mayor o menor estado de abandono, varios de ellos sin mástil, y algunos con aspecto de haberles quitado hasta la última cosa aprovechable que podrían tener... tuve la sensación de haber llegado a un desguace, y cual no sería mi sorpresa cuando después de unos días fui descubriendo que la mayoría de estos barcos están habitados.

Por lo visto es una historia típica, llegar a un puerto como este después de una travesía oceánica, y debido a averías o diversos problemas técnicos/financieros/personales no poder o no querer seguir viaje, de tal forma que al final el puerto queda salpicado de barcos más o menos abandonados, unos habitados por sus dueños, y otros por personas que supuestamente viven en ellos gratis a cambio de "cuidar" el barco.

Pero no es un ambiente dinámico y vibrante como el que conocí en otros puertos llenos de personas viviendo en barcos, como por ejemplo en Millbrook, donde la gente casi competía a ver quien tenía el barco mejor cuidado, y las tertulias giraban en torno a cálidos y exóticos destinos o posibles mejoras técnicas de los barcos... aquí en Horta el barrio de los yatistas es de otro estilo.

Hay hasta quien desiste completamente de la navegación a vela y acaba usando el mástil para atornillar una parabólica:

Parabólica en barco de yatista de Horta

Yo la verdad que mi primer impulso fue el de marcharme, pero es que tampoco había mucho donde elegir así en 200 millas a la redonda, y con la historia de tener mucho trabajo pendiente en el consultorio, algunas mejoras que hacer en el barco, y que el puerto al fin y al cabo está en medio de una ciudad viva y llena de servicios (con piscina, mercado y teatro!) pues decidí quedarme aquí el invierno.

Realmente Horta es un buen sitio, una vez que sales del puerto la ciudad es muy bonita, llena de edificios antiguos, con bastantes zonas verdes, muchas tiendas... y la gente es muy amable y abierta, se percibe un interés sincero en ayudar a quien viene de fuera, y en cambio no hay esa actitud de intentar exprimir al máximo al turista como vi en otros sitios que estuve.

Después, bien mirado, tiene sentido que la zona del puerto deportivo sea una atracción turística, realmente es un sitio famoso dentro del mundo del yatismo, porque hasta hace poco era el único puerto de Azores que tenía un mínimo de condiciones para que hiciesen escala los yates que cruzan el Atlántico, con lo cual prácticamente todos los yatistas famosos pasaron por aquí una o más veces y todos hablaron bien del sitio en sus libros, en gran parte debido a la hospitalidad de los faialenses en general y de Peter (dueño del bar del puerto) en particular.

Sin ir más lejos este fue el primer puerto al que llegó Eduardo Rejduch de la Mancha después de su primera travesía oceánica en solitario, allá por comienzos de los años 80, y como él tantos otros, desde los Hiscock hasta los Pardey pasando por el mismísimo Moitessier.

Y así fue como con el tiempo surgió la tradición de hacer un pequeño grafiti en la zona del puerto de Horta con el nombre del barco, hay quien dice que para dar suerte, y también quien lo interpreta como una forma de darse importancia... pero como quiera que sea lo cierto es que hasta el último centímetro del puerto deportivo de Horta está tapizado con los nombres de miles y miles de yates que han pasado por aquí durante los últimos 10 ó 15 años (normalmente la pintura no aguanta mucho más tiempo).

Como puede verse en esta foto se aprovecha hasta el último espacio:

grafitis horta

Y el puerto no es para nada pequeño, con lo cual al final es casi como si fuese un museo de arte yatista al aire libre:

grafitis horta

De hecho todos los días hay turistas paseando por el puerto mirando los grafitis y sacándose fotos con los más interesantes, realmente es una atracción turística, yo mismo no dejo de descubrir algún grafiti original cada poco, incluso de barcos conocidos!

Después, como todo en la vida, las cosas evolucionan, y las últimas generaciones de yatistas en peregrinación a Horta se encuentran ante tres problemas:

  • Como encontrar un sitio bien visible para poner su grafiti (el espacio empieza a escasear)
  • Conseguir que su obra de arte dure el mayor tiempo posible.
  • Y ser más imaginativo que el vecino para que su obra destaque sobre las demás.

Y así es como la imaginación agudiza el ingenio, y hay a quien se le ocurrió la brillante idea de pintar en los bancos del puerto:

banco de yatista

Después, una vez que todos los bancos ya estaban decorados, vino la moda de empapar la ropa de la travesía en resina epoxy y dejarla pegada en el puerto, a modo de firma personal:

camiseta de yatista

Y después de las camisetas con epoxy, siguió la moda de la ropa interior, con lo cual hay quien hace chistes sugiriendo que a veces, debido a deficiencias de higiene, no hace falta resina para que la prenda quede pegada para siempre en el cemento:

bragas de yatista

Y persiguiendo la inmortalidad, hay quien llega hasta el punto de hacer mosaicos con azulejos, tal vez pensando que algún día serán desenterrados por un arqueólogo y puestos en exposición como si de un mosaico romano se tratase:

mosaico de yatista

Y no falta quien deja el nombre de su barco grabado en relieve en el duro hormigón del puerto:

relieve de yatista

Pero quizás los más interesantes son los que tienen un mensaje jeroglífico, por ejemplo en este dice que "Ramón y Rosana salieron de España en el año 2000 a bordo del barco Dubhe, pasaron por Brasil en el 2004, por el Caribe y Estados Unidos en 2009, y en 2010 regresaron a España habiendo tenido una hija por el camino a la que llamaron Blanca":

jeroglífico yatista

Realmente tiene mérito decir tanto en tan poco espacio y con tan pocas palabras!

En cambio otros que tienen menos imaginación y un alma menos colorida hacen grafitis como este:

grafiti institucional

Probablemente sea el más soso e insípido de los muchos miles que hay... de hecho alguien abajo escribió "Muy creativos, como siempre".

Y no se puede hablar de Horta y Faial sin al menos nombrar al bar de Peter, en otros tiempos simplemente el bar del puerto, hasta que gracias a la visión para los negocios y el don de gentes de la familia Azevedo, llegó a convertirse en el que quizás sea el bar de yatistas más famoso del Mundo.

El bar original es el que tiene pintada la fachada de azul, y todavía funciona como tal, tiene incluso hasta yatistas dentro todo el año!

el bar de Peter en Horta

Con los años, la familia Azevedo fue ampliando el negocio, y ahora toda la calle que se ve en la foto es suya, en los edificios de la derecha tienen oficinas y locales donde gestionan una flota de enormes barcos de avistamiento de cetáceos, no sé si también alguna empresa de buceo y otras cosas, y luego a la izquierda del bar tienen una tienda de ropa y souvenires Marca Peter, de las que tienen más en otras islas, al menos en Terceira que yo sepa:

ropa marca Peter

De hecho, tal es la influencia y el éxito de esta familia que hasta la calle fue rebautizada con el nombre de Peter:

placa de la calle de Peter

Lo cual en el fondo es justo y tiene mucho sentido si se piensa que fue gracias a José Azevedo (el padre del actual Peter) que Horta y Faial fueron popularizadas en todo el mundo gracias a su intensa labor de relaciones humanas con los yatistas que a lo largo de décadas fueron pasando por aquí, de tal manera que no cabe duda que Horta no sería lo que es hoy en el mundo del yatismo si no fuese por Peter, y a nivel económico esto ha significado una diferencia muy grande y positiva.

Y por si todo esto fuera poco, hay hasta una mascota gigante dando la bienvenida a la calle de Peter, se llama "Peter Zee", el amigo de los yatistas:

Peter Zee el amigo de los yatistas

Pero aquí no acaba la historia, resulta que la familia Azevedo, a parte de tener un sin fin de exitosos negocios por todo Azores, también son dueños de una de las mayores colecciones privadas de artesanía en dientes de ballena, valorada en muchos millones de euros, según me contó la guía cada uno de estos dientes está tasado oficialmente entre 20.000€ y 30.000€, y en todo el museo hay varios cientos:

los dientes de Peter

El primero por la izquierda en la anterior foto es Sir Francia Chichester, un yatista famoso, y el siguiente es el actual Peter, yo mismo hablé con él hace poco en su bar, a pesar de su notable éxito material es una persona amable y asequible; después están el anterior Peter (padre del actual Peter), y el abuelo, que fue quien fundó el bar allá por comienzos del siglo XX.

Y en el museo de Peter también hay dientes dedicados a yatistas famosos, por ejemplo en esta foto se puede ver a Tristan Jones, Moitessier o Eric Tabarly:

dientes de yatistas

Pero hay muchos más, la colección completa consta de unas 1000 piezas, habiendo también artículos de lo más diversos como puede verse en esta otra vitrina:

artilugios de ballena

Según me contó la guía del museo, el inicio de los negocios de la familia Azevedo no fue el bar propiamente dicho, sino la artesanía, el abuelo del actual Peter comenzó comprando dientes de ballena en bruto a los marineros de los barcos balleneros que llegaban a Faial, después encargaba a artesanos locales que los trabajasen, y por último vendía el producto final a personas con dinero que imagino que los pagarían bien.

Así que como puede verse aquí en Faial hay muchas cosas interesantes que no hay en otros sitios, al final entre unas cosas y otras me quedé 7 meses, en estos artículos habló más de la isla y lo que hice en ella:

Después de Faial marché a la isla de San Jorge, pero eso es otra historia que la cuento aquí.

 

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Nacho, el autor de esta web

Nacho (el autor de esta web)

En otros tiempos informático, desde 2004 vivo de una forma más coherente conmigo mismo, siendo esta web consecuencia directa de ello, la creé para promocionar mi consultorio y acabé hablando de todo tipo de cosas.

Nací en España hace 46 años, y hace mucho que no llevo una vida "normal", primero viví en un barco durante 10 años, luego en una remota aldea azoriana, y desde junio de 2022 estoy en Argentina en busca de nuevos horizontes.

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