Desde comienzos de 2008, y durante 10 años largos, viví a bordo de un pequeño barco de vela, de tal forma que muchas veces tuve que contestar la típica pregunta de "¿cómo es eso de vivir en un barco?", y lo cierto es que depende mucho de como sea la persona que vive en el barco y como se lo monte... si se echa un vistazo a la gente que estuvo la mayor parte de su vida viviendo en un barco se ve que hay de todo.
De cualquier manera es algo que supone un esfuerzo mucho mayor que vivir en tierra firme, para hacerse una idea simplemente hay que echar un vistazo a:
- El dinero que cuesta.
- El trabajo que supone.
- Lo complicado que es ganarse la vida viviendo en un barco.
- Y... lo difícil que es comprar un barco adecuado para vivir y viajar en él.
Cuando vivía en un flamante piso nuevo de 100 metros cuadrados dedicaba apenas 2 ó 3 horas a labores de limpieza y mantenimiento a la semana, y con eso tenía el piso impecable todos los días del año, hasta el punto de que algunos amigos me tildaban de "maniático del orden y la limpieza".
Al vivir en un barco, dedicaba aproximadamente 2 o 3 días a la semana (en promedio anual) para mantenerlo en buen estado e ir arreglando las cosas que se van rompiendo, a parte de hacer alguna que otra mejora cuando el tiempo y el dinero lo permite, esto implica que casi la tercera parte del año se va cuidando el barco, si a esto le sumamos los días que se pasan navegando, con los preparativos del antes de zarpar y el después del llegar, más el tiempo que hay que trabajar sólo para cubrir los gastos del barco, nos queda aproximadamente que los 2/3 del año se dedican directa o indirectamente al barco.
Esta foto sirve de ejemplo, si en un piso se te funde una bombilla, coges una silla y la cambias, si te pasa lo mismo en un velero, tienes que hacer lo que yo en esta foto:
Luego todo se multiplica (para mal): la bombilla es difícil de encontrar, probablemente tengas que subir una vez para ver que herramientas necesitas, y por lo menos otra más para cambiarla, seguramente la llave allen se te caiga al agua, luego a medio trabajo te entren ganas de ir al baño... por no hablar de conseguir la silla (la de la foto la hice yo siguiendo las instrucciones del libro del Maestro Jarciero) y alguien de confianza que se encargue de subirte y de que no te estrelles en la cubierta, tiene que hacer un día sin viento y sin lluvia y coincidir que tú y el/la ayudante podáis dedicar una mañana al trabajillo justo ese día...
Este efecto de complejidad, costes y problemas elevados a la enésima potencia se da en mayor o menor medida con todo lo que tiene que ver con vivir en un barco, así que es imprescindible tomárselo con filosofía, y sobre todo disponer de los recursos mínimos de tiempo y dinero para poder hacer frente al menos al mantenimiento imprescindible, y evitar que el barco se convierta en una chabola flotante.
En mi caso, que vivo en un barco de 8 x 2.32 metros, vengo a gastar algo más de 400 euros/mes en el barco, contando, puertos, gasoil, reparaciones... se pueden ver los números detallados aquí.
Por otra parte, en el libro El navegante capaz hay un capítulo dedicado a explicar lo que puede costar vivir y viajar en un barco, y después de entrevistar a un montón de personas que llevaban años haciéndolo, sus autores llegaron a la conclusión de que lo mínimo mínimo para una pareja que vive muy humilde serían 700 euros al mes, habiendo varias parejas (la mayoría jóvenes) que no llegaban a pasar de los 1000 euros al mes (estas cifras incluyen todo, el barco, la comida, gastos personales...)
Por otro lado, las parejas en barcos de 10 a 13 metros andaban en presupuestos de 2000 a 3000 euros, y los de barcos más grandes 3500 euros y más.
Los que en vez de ser pareja somos solteros venimos a gastar sólo un poco menos, de alguna manera, a parte de la comida y la ropa todos los demás gastos son fijos.
Por supuesto siempre hablo desde el punto de vista mío, que lo hago todo yo mismo, desde pintar el barco a arreglar el motor, las velas, o lo que surja... En el estudio ese que comentaba antes, los de los barcos grandes gastaban mucho más también porque gastan dinero en pagar mano de obra.
Como es lógico, la gente con más dinero que yo tiene la sana costumbre de pagar a terceros para que hagan el trabajo, por ejemplo, yo para pintar el barco (se hace una vez al año) igual dedico entre unas cosas y otras dos semanas (incluyendo viaje de ida y vuelta a un sitio donde sea barato o gratis el vararlo), mientras que alguien con dinero sólo dedica 5 minutos a llamar por teléfono a una empresa, la cual coge su barco, lo saca del agua, lo pinta, lo pone a punto, revisa el motor, lo limpia, lo pone en el agua, lo prueba para ver que todo está bien y se lo vuelve a dejar amarrado donde estaba para que el dueño sólo tenga que subirse, arrancar el motor y empezar sus merecidas vacaciones, pero claro, esto ya no cuesta "mucho dinero", sino "mucho más dinero" del que la gente con ingresos normales puede pagar.
Otro factor fundamental y que puede pasar desapercibido es la antigüedad del barco, en general cuando más años tiene un barco más tiempo y dinero lleva su mantenimiento, así pues, si mi barco en vez de 40 años tuviera 10 es fácil que los costes fueran mucho menores, pero claro, un barco como este con 10 años no cuesta lo que pagué por él, sino más bien 4 ó 5 veces más. Y si lo quieres nuevo el precio se multiplica por 10.
Entonces, al no tener un saco lleno de dinero, acabas pagando en trabajo, tiempo, y algo de dinero lo que no pudiste pagar a la hora de comprar el barco; con lo cual mi consejo es que si vas a comprar un barco compres mejor uno pequeño de 10 años que no uno grande de 40... en el caso mío fue muy fácil porque sólo podía comprar uno pequeño y viejo, así fue sencillo decidirse!
Por lo demás, a parte del tiempo y dinero que implica vivir en un barco, las demás cosas consisten básicamente en adaptarse y optimizar al máximo todos los pequeños detalles que en conjunto te hacen estar cómodo y tener calidad de vida (es decir, más tiempo y más dinero).
Evidentemente tiene que gustarte llevar una vida simple y sencilla, si aspiras a tener una nevera, un horno microondas, agua caliente, lavadora, ducha, televisión, la playstation 3, una tostadora, un armario lleno de ropa, y los mil trastos que no se usan nunca y casi todo el mundo tiene en un piso... pues vale más que ni lo intentes, a no ser que seas millonario y puedas tener un barco de 15 metros y pagar para que se encarguen de mantenerlo (esto último mucha gente lo hace y yo les veo contentos, pero claro, es otra historia diferente a la mía).
Y por supuesto, como no quieras y puedas dedicarle bastante tiempo a la historia, olvídate, incluso siendo millonario los quebraderos de cabeza no te los quita nadie, yo conocí a gente viviendo en barcos de 18 metros que les salía el dinero por las orejas, y cuando no estaban buscando un buen mecánico estaban esperando por unos recambios, y si no discutiendo con el seguro, peleando con el servicio técnico de algún sofisticado aparatín que tenían a bordo, peleando con las oficinas del puerto para que les pusieran en un pantalán adecuado a su tamaño...
Aún con todo, como decía Dalí, vale más ser rico mejor que pobre!.
En cuanto a las cosas que la mayoría de la gente suele plantear en relación con vivir en un barco, en la práctica no tienen tanta importancia: al movimiento te acostumbras, el espacio al final te sobra, la ropa la lavas en las oficinas del puerto si hay lavadora y si no a mano o en una tintorería barata, duchas hay en casi todos los puertos, y el primer mundo está lleno de piscinas municipales, en el tercero suele hacer calor y total, siempre estás rodeado de agua...
En esta foto acabábamos de hacer la colada en el puerto de Bilbao, donde había una hermosa lavadora a disposición de los usuarios:
En otros puertos que estaban en medio de la Naturaleza no había ni lavadora, ni lavandería, ni transporte público, con lo cual había que lavar a mano, fue el caso de Millbrook (en Cornualles):
Y a cambio de todo este trabajo, dinero y adaptación pues tienes una serie de ventajas, la mayor es que puedes viajar con la casa a cuestas por casi todo el planeta, y hay muchas más: conoces gente interesante casi todos los días, aprendes muchas cosas nuevas (a la fuerza ahorcan!), no tienes problemas de visitas indeseadas que se te meten en casa, no gastas dinero en cosas inútiles porque sencillamente no tienes donde meterlas, te mantienes en muy buena forma física (no hay mejor dieta en el mundo), si no te gustan los vecinos sólo tienes que irte a otro pantalán o puerto, no te afectan las inundaciones... y si te quedas en el paro siempre puedes intentar hacerte pirata como los somalíes!
Por lo demás, cuando llevas más de un año viviendo en un barco lo normal es que lo vivas como algo normal, como cuando vivías en un piso, yo realmente es como que no soy consciente de vivir diferente al resto de la gente que me rodea, supongo que lo de vivir en un barco se ve más como algo especial desde fuera que no desde dentro.
En muchos momentos te alegras de vivir en un barco, por ejemplo aquí estaba en el puerto de Viana do Castelo (Portugal), en pleno centro del casco antiguo justo en frente de la alameda que está llena de terrazas de bares, y yo simplemente saqué mi toldo para el Sol y me hice una rica comida, se dice rápido, pero no deja de ser como si tienes una casa con terraza que la puedes pasear por el mundo, y ahí donde llegas puedes cocinar a tu manera, tienes todas tus cosas, no sé... te da una sensación como de independencia.
En cambio si viajas con un coche y vas a un hotel es como que todo son incomodidades, que si aparca el coche, que si la cama del hotel es muy blanda o muy dura, que si la comida del restaurante te hizo diarrea... siempre se te olvida algo en casa, hay que hacer y deshacer las maletas, pagar el hotel, los restaurantes...
Otra cosa bonita de vivir en un barco es que da mucho juego a nivel social, conoces mucha gente y casi todo el mundo está deseando que le invites al barco a comer, a dar una vuelta, a ver los fuegos artificiales... cualquier excusa es buena y la gente se lo suele pasar muy bien (con buen tiempo todo es muy bonito).
En esta foto estoy con unos amigos viendo los fuegos artificiales de las fiestas de Begoña de Gijón, este verano del 2009:
En esta otra foto eran los fuegos artificiales de Carnaval, que coincide que siempre los hacían a 200 metros de mi pantalán, si me asomo por el balcón de proa me salgo del perímetro de seguridad!
Otros que disfrutan mucho en el barco son los niños, para ellos siempre es enorme porque lo ven en proporción a su tamaño, y además normalmente no se marean como los adultos. En esta foto un sobrino de Elena se quedó a dormir, le hizo mucha ilusión ^_^
Después las comidas a bordo con buen tiempo se convierten en algo rutinario, y muchas veces los invitados traen parte de la comida para quitar trabajo al cocinero, aquí con mi madre y Elena esta primavera pasada:
Y cuando viajas también puedes cocinar de la misma manera que cuando estás en un puerto (si el tiempo lo permite), en este vídeo se me ve haciendo mis tradicionales frisuelos en medio del Océano Atlántico, a medio camino entre Portugal y Madeira:
Parece una tontería, pero si viajas en avión, en tren, o en un ferry, la comida nunca es tan buena como en casa, y en cambio si es mucho más cara; mientras que al vivir en el barco la sensación es de que el mundo va cambiando a tu alrededor, mientras que tu hogar flotante sigue estable e inmutable, con todas las cosas en el sitio que las dejaste antes de salir, la despensa llena de las cosas ricas que compraste en el último puerto y el pescado fresco y gratis esperando a que vayas a sacarlo el agua.
Cuando hace buen tiempo es normal estar todo el día recibiendo gente y charlando hasta acabar afónico de tanto hablar, cuando no es algún amigo que pasa a visitar, es algún familiar que viene por sorpresa, muchos curiosos, mucha gente que está de paso y viene a saludar o a pedir algún tipo de ayuda/favor/consejo/herramienta/interprete, los vecinos habituales de pantalán, los empleados del puerto... hay veces que el barco parece un autobús urbano en hora punta!
Y bueno, por si alguien no se ha dado cuenta, la conclusión de todo esto es que sólo merece la pena vivir en un barco si vas a viajar con él, pretender vivir en un barco sin moverse del mismo sitio (por estar atado a un trabajo en tierra por ejemplo) sencillamente no tiene sentido porque el tiempo, el trabajo, los inconvenientes y el dinero que implica no compensan, tendría mucho más sentido vivir en una autocaravana o en un piso de alquiler.
Si tienes interés en profundizar en este tema de vivir en un barco, puedes leer alguno de los libros que seleccioné sobre ello.