Supongo que pretender pasar unas navidades normales viviendo en un barco en Cabo Verde es como querer nadar sin mojarse... al menos así me lo parece ahora, allá por noviembre cuando empecé a planear el viaje de mi madre a Cabo Verde todo parecía mucho más simple y fácil, combinar 2 aviones para llegar a tiempo de coger un barco y luego pasar 3 semanas en un sitio bueno ya conocido.
Ya lo dice el dicho, que Las personas hacen planes y a Dios le da la risa, de nosotros debió de reírse un poco, pero al menos nos libró de las desgracias mayores ^_^
Como comentaba en el anterior post, tuve que marchar de la Isla Brava precipitadamente para ir a buscar a mi madre al aeropuerto de Santiago, todo porque le atrasaron unas horas el vuelo que venía de España.
En este mapa pueden verse los viajecitos que tuve/tuvimos que hacer durante estas navidades, cerca de 300 millas!
A quien no tiene experiencia navegando en un pequeño barco de vela puede parecerle que estos 500 kilómetros es algo parecido a hacerlos en un coche, que te subes, arrancas el motor y marchas... nada más lejos de la realidad, a parte de todo el trabajo del antes, el durante y el después (muuuuchas horas), en este caso para la ida tanto el viento, la corriente y las olas iban generalmente en contra, de ahí que no pudiese ir en línea recta como se ve en el mapa, sino que tenía que ir constantemente dando rodeos buscando el camino menos difícil... especialmente guardando las distancias con la isla de Fogo, que debido a su gran tamaño causa muchas perturbaciones a nivel de corrientes, viento y oleaje.
Pero bueno, al final gracias a Xebec y mi buena suerte todo fue bien, llegué al aeropuerto para recoger a mi madre y la primera noche durmió en un bonito hotel justo en frente de donde estaba fondeado el barco, así se veía el puerto de Cidade Velha y Xebec desde su ventana:
El plan en un principio era sencillo, quedarnos ahí en Cidade Velha las 3 semanas, ella en el hotel y yo en el barco, y estar tranquilos celebrando la Navidad y el año nuevo... pero pronto todo empezó a trastocarse, los del hotel me habían dicho que al ser 21 noches nos harían un buen descuento en relación al precio de una noche sola, pero luego se lo pensaron mejor y dijeron que no descontaban ni un céntimo, no dieron una explicación clara, tal vez fuese porque al verme en un yate se imaginaron que soy rico, una especie de versión melenuda de Emilio Botín...
Entonces, la segunda noche mi madre fue a otro hotel, casualmente construido por la Agencia Española de Cooperación Internacional, que luego nos enteraríamos que fueron quienes desarrollaron Cidade Velha como destino turístico, llevando a cabo una gran cantidad de proyectos ahí durante los últimos 15 años, de tal forma que lo que estábamos viendo era no sólo una parte importante de la historia de Cabo Verde, sino también un buen ejemplo de un proyecto grande de cooperación internacional de España en un país en vías de desarrollo.
La verdad es que el sitio en si era agradable, básicamente se trata de 4 casitas cada una con 2 habitaciones, y en el medio un patio con sombra:
La persona responsable del lugar nos explicó que cuando lo inauguraron vino la Reina de España en persona para hacer los honores, y entre otras cosas durmió en una de las habitaciones, la cual acto seguido pasó a llamarse La Habitación de la Reina:
Así pues mi madre iba a tener el honor de dormir en la misma habitación y la misma cama que la Reina Sofia... no es que le hiciese mucha ilusión, pero tampoco había mucho más donde elegir, era ahí o en mi barco...
Esta es la cama famosa donde dicen que durmió la Reina (después de insistir nos aclararon que en realidad sólo durmió la siesta, una siesta más corta que larga):
La verdad es que la gente que trabajaba en la posada fueron muy amables y le ponían buena voluntad, y el sitio no se puede decir que fuese caro (20 euros/noche), pero tenía un claro problema de falta de mantenimiento, así por ejemplo la ducha tenía este aspecto:
Según parece cuando estuvo la Reina echando la siesta dijo que ya se ducharía en otro momento XD
Pero bueno, nos lo tomamos con filosofía e intentamos disfrutar del tiempo y el lugar, mi madre era la única persona que se alojaba en la posada, con lo cual teníamos todas las instalaciones para nosotros solos, aquí estamos haciendo la típica comida improvisada con unas frutas y unas galletas, algo que se repetiría con frecuencia en los días siguientes (no había mucho donde elegir):
Al día siguiente de pasar la primera noche en la posada me llama mi madre por teléfono y me dice que ha pensado que prefiere dormir en el barco, la verdad es que no me sorprende... así pues le hago sitio como puedo y por la tarde hacemos la mudanza.
En realidad fue mucho mejor así, en sitios como este se cumple aquello de que es mucho más práctico el poder visitarlos en barco, parece una tontería, pero el llevar contigo tu casa y tu cocina (entre otras cosas) hace que todo sea mucho más fácil, confortable y barato, se ahorra mucho dinero y problemas de todo tipo ;-)
Para mi madre fue una experiencia nueva ya que nunca había estado en el barco mientras este estaba fondeado... decía que tenía miedo de ir en el bote (pobre Kyon...), y de alguna forma fue también una manera de compartir más estrechamente los días que pasamos juntos, en realidad lo de tener que andar todo el día llendo del barco al hotel y viceversa era un engorro.
En los siguientes días nos dedicamos a conocer el sitio, es un lugar interesante por la historia que tiene, y gracias a la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECI) se pueden admirar varios monumentos recién restaurados como el fuerte de San Felipe (mandado construir por Felipe II mientras este era rey también de Portugal) o el convento de San Francisco.
Aquí por ejemplo estoy en lo que fue la Ribera Grande, que según cuentan los libros de historia antiguamente bajaba llena de agua, hasta tal punto que daba para abastecer a la gente que vivía ahí, regar sus campos y todavía llenar los tanques de agua de los barcos que pasaban... hoy en día no tiene ni rastro de agua, y ha sido reconvertida en carretera improvisada, de hecho es posible remontar durante bastantes kilómetros su cauce:
Y este es el famoso pelourinho, la columna en la que daban palizas (a menudo hasta la muerte) a los pobres africanos secuestrados que eran vendidos como esclavos aquí en Cidade Velha:
Hay bastante polémica en torno al monumento en cuestión, la versión oficial que aparece en el vídeo que se proyecta a los turistas viene a decir que es un símbolo de la justicia porque ahí es donde eran castigados los que incumplían las leyes...
Pero otras personas argumentan que no podía haber justicia en una sociedad esclavista en la que más del 90% de las personas eran esclavos y por tanto no tenían prácticamente ningún derecho, de tal forma que lo más probable es que en el pelourinho fueran apaleados una inmensa mayoría de esclavos por cualquier falta menor o simplemente para infundir el miedo en el resto de la gente... vamos, que era más un instrumento de tortura y terror públicos que otra cosa.
Es decir, un símbolo de la tiranía, que es precisamente lo contrario de la justicia.
Como pregunta Manuel Veiga en su libro Diario das ilhas: ¿cuantos terratenientes, comerciantes de esclavos, religiosos, caciques diversos... fueron castigados en el pelourinho a lo largo de los siglos?
Desde luego a mi si me pareció que en Cidade Velha se pasa demasiado por alto lo que fue la esclavitud y el papel crucial que simbolizó Cidade Velha en toda esa historia, Hitler tuvo su Auschwitz, los EEUU tienen ahora su Guantánamo (y los que tendrán que no sabemos), y la mayor potencia esclavista de toda la historia (Portugal) tuvo durante siglos su Cidade Velha, pero todo eso hoy en día se reduce a un: "Cidade Velha floreció gracias al comercio de esclavos llegando a ser una ciudad muy rica" según reza el vídeo que se proyecta a los visitantes, sin dar siquiera unas cifras sobre cuantos africanos pasaron por ahí, cuantos murieron antes de llegar, cuantos camino de América, cuantas familias destruidas, cuantas culturas exterminadas, cuanto se enriquecieron unos pocos gracias al trabajo gratis de los esclavos...
En toda la explicación puede sustituirse la palabra "esclavos" por "plátanos" o "cebollas" y las frases no pierden ningún sentido.
Es como si vas a visitar el campo de concentración de Auschwitz y toda la explicación consiste en que el pueblo de Auschwitz floreció gracias al campo que hizo Hitler, y luego con el final de la guerra aquel negocio se fue al carajo y ahora el pueblecito está intentando vivir del turismo mostrando las ruinas que quedan... y para colmo te intentan vender ilustraciones de los presos entrando en la cámara de gas como si fuese un souvenir, diciendo que aquello es un símbolo de la justicia porque metían ahí a los que se habían portado mal...
La única diferencia entre un caso y otro es que los judíos supieron bien poner los puntos sobre las ies después de la segunda guerra mundial, mientras que los africanos todavía están intentando levantar cabeza después de siglos de esclavitud y colonialismo.
Y aunque pueda parecer increíble, el chico que estaba vendiendo souvenires en la anterior foto tenía entre otras cosas varios cuadros en los que aparecen dos o tres esclavos maniatados camino del pelourinho y al lado de este un blanco armado con un látigo, y eso se supone que es para que lo compren los turistas... o_O
Esta otra foto está tomada desde el fuerte de San Felipe, abajo se ve el pelourinho en su plaza, y al fondo a la derecha ese puntito blanco que se ve es Xebec felizmente fondeado:
Y esta otra está tomada desde el mismo sitio pero mirando hacia atrás, lo que se ve es la Ribeira Grande, en otros tiempos debió ser un auténtico vergel, daba más agua y comida de la que se podía consumir, o al menos así lo cuentan los libros de historia.
Aquí estamos mi madre y yo en el sitio hasta donde se podía llegar gratis, el famoso fuerte de San Felipe al principio se podía visitar gratis (es bastante poca cosa, todo sea dicho), luego empezaron a cobrar 1 euro por persona, y ahora cobran 5... nosotros pasamos de pagar 10 euros para ver cuatro piedras que habían sido puestas en pie con el dinero de nuestros impuestos...
Aún así la gente que trabajaba en el fuerte fueron muy amables y comprensivos, y de hecho nos dieron la razón diciendo que a ellos también les parecía caro y que entendían que muchos turistas prefiriesen no pagar ese dinero, especialmente los turistas caboverdianos que iban hasta ahí para conocer un poco más su historia, y se encontraban con que esa es una historia para ricos (en todos los sentidos).
Incluso nos dejaron comer en lo que fue un bar que ahora está cerrado, y también nos proyectaron el vídeo explicativo sin haber pagado; realmente toda la gente que trabajaba en contacto con los turistas en Cidade Velha tenían una actitud muy positiva y eran muy amables, un contraste salvaje con sus vecinos del bonjour-escudos-filhoputa (de estos hablo más adelante).
Y este es el sitio de sacarse la foto:
Pero desgraciadamente las cosas no tardarían en torcerse... al pasear por las calles de Cidade Velha me fui dando cuenta de que ahí se respiraba mal, ese no era el Cabo Verde que había conocido hasta entonces, lleno de gente sencilla, amable y con mucha dignidad... lo primero que me llamó la atención fue el gran número de niños que se nos acercaban a pedir dinero o caramelos, algo que para la mayoría de padres caboverdianos es una vergüenza enorme (el que sus hijos vayan pidiendo por la calle), tanto como para darles un buen sopapo si les pillan haciéndolo.
En Cidade Velha no sólo era habitual, sino que a menudo lo hacían delante de su propia familia, en las zonas más turísticas del pueblo resulta ser una estampa habitual ver a los padres y el niño sentados delante de su casa, mirando con asco a los turistas que pasan por la calle mientras su hijo se les acerca y les dice Bonjour apretando los dientes, para acto seguido hacer un gesto frotando los dedos de una mano queriendo simbolizar el dinero, y dice como si diese una orden: ¡¡ESCUDOOSS!!!!.
Al principio intento hablar con los niños y explicarles que no puedo darles dinero, que tengo que trabajar mucho para ganarlo, etc, etc... algo que en cualquier otro sitio de Cabo Verde hace posible iniciar una conversación normal y quedar tan amigos... pero en Cidade Velha eso no funciona, los niños tienen menos vocabulario, y muchas veces al alejarnos oímos como nos insultan, generalmente llamándonos filhos-de-puta o algo similar.
Después, un día al dejar el bote en la playa vinieron unos chavales de unos 14 años a decirme que o les daba dinero inmediatamente o iban a rajar mi bote en cuanto me marchase, yo intentando guardar las apariencias les digo tranquilamente que no les voy a dar nada, y que si cuando vuelvo le ha pasado algo al bote iré a denunciarles a la policía... no pusieron buena cara, pero tampoco le hicieron nada al pobre Kyon, eso si, ya nos quedamos con mal cuerpo y sin muchas ganas de bajar a tierra.
Y para colmo, había un hombre que desde el primer día pretendía que era policía marítima y que teníamos que pagarle dinero por el derecho a estar ahí fondeados, por supuesto era todo mentira, no tenía uniforme ni identificación, y yo mismo le denuncié a la policía nacional y di parte de la situación en la capitanía marítima, pero aún así seguía insistiendo cada vez que se cruzaba con nosotros, a menudo insultándonos y amenazándonos a gritos delante de la gente.
Por lo visto era alguien conocido en el pueblo, y alguna persona bien intencionada venía a decirnos disimuladamente que estuviéramos tranquilos y que evitásemos enfrentarnos a él (vamos, que le tenían miedo); en una ocasión estábamos llevando el bote al agua en la playa rodeados por media docena de niños pidiéndonos dinero para bombones y caramelos, y apareció él insultándonos y amenazándonos, tan violenta y vergonzosa era la situación que los niños se olvidaron de sus caramelos y sus dineros, y como para compensar el mal trago nos ayudaron a llevar el bote al agua sin pedirnos nada a cambio...
El caso es que a parte de la incomodidad y el mal rollo que todo eso generaba, lo más triste era ver a toda la gente que con buena voluntad intentaba vivir del turismo entre semejantes vecinos, e inevitablemente se veían boicoteados día tras día.
Realmente el proyecto de la AECI para crear un núcleo turístico en Cidade Velha tenía mucho sentido sobre el papel, era un sitio realmente muy pobre con casi ninguna salida a nivel económico ni profesional, y al tener ese atractivo potencial a nivel turístico por su historia y sus ruinas, hacía posible que con una inversión grande y algo de cabeza se pudiera conseguir que esa gente se ganase la vida de su patrimonio cultural directa o indirectamente, y a la vez se recuperaba una parte muy importante de la historia de Cabo Verde y del mundo Occidental.
En la teoría todo muy lógico y bonito, pero en la práctica mucho me temo que una actitud destructiva e irracional de una minoría de la población ha conseguido echar por tierra las ilusiones y esperanzas del resto; una mujer que trabajaba en Cidade Velha nos confesó que aunque hasta el momento no había habido ningún robo con violencia a turistas en ese sitio, en el fondo todos los que ahí vivían del turismo estaban preocupados porque veían como día tras día la tensión iba aumentando y tenían la sensación de que antes o después habría problemas.
A nosotros nos daba esa misma sensación, y desde luego no teníamos la menor intención de estrenar la lista de turistas víctimas de robos con violencia en Cidade Velha.
Total, que entre todo eso y que el sitio no tenía ni siquiera una tienda donde comprar agua mineral, empezamos a sentir la necesidad de salir de ahí lo antes posible, y la opción más evidente era coger el barco e ir a la isla de Mayo, que estaba relativamente cerca (30 millas) y es famosa por ser un sitio tranquilo y sin problemas de seguridad.
Mientras hacíamos los preparativos para huir a la isla de Mayo pasamos la mayor parte del tiempo en el barco, yo un día aproveché para lavar ropa, ya que en la playa donde dejábamos el bote era muy fácil conseguir agua, algo que aquí en Cabo Verde no es habitual.
Ahora ya tengo muy perfeccionada la técnica de lavar ropa a mano con agua salada (dándole un último aclarado con agua dulce para quitar la sal), y hasta me he comprado una de esas cosas onduladas para frotar la ropa y que quede limpia relimpia, se ve en la foto delante mío; cuando la compré en el mercado de Sucupira (Praia) se me acercaron unas mujeres muy interesadas y sorprendidas por mi adquisición, y entusiasmadamente me preguntaron si era para regalárselo a mi hija, como queriendo decir "que buen padre que le compra un regalo tan práctico, útil y educativo a su hija".
Yo les expliqué que no, que era para mi, para lavar mi ropa en el barco donde vivía sólo, y que nunca tuve hijos y actualmente ni siquiera tengo pareja (nunca está de más dejarlo caer ;-))... ellas pusieron cara de no creerse ni una palabra de lo que les decía, y todas serias me explicaron que ese chisme que había comprado era para ropa de niños, que para la ropa de adultos es uno de mucho mayor tamaño...
Intenté explicarles que es que mi barco era muy pequeño y en los cofres de la bañera sólo me entraba el modelo de niño... entonces ya pusieron cara de tomarme por loco y se marcharon... no es tan fácil ligar en Cabo Verde como lo cuentan algunos...
Y aquí ya estoy secando la ropa, se seca muy bien con el Sol y la sequedad que hay en esta época del año ^_^; como se puede ver, en la bañera teníamos puesto el toldo grande que cubre medio barco, se agradece muchísimo aquí en los Trópicos
Un día también aprovechamos para dar una vuelta por Praia, la ciudad más grande y capital de Cabo Verde, según algunos también "la ciudad más peligrosa de África Occidental"... la verdad es que yo ya he estado ahí muchas veces por un motivo u otro, y al menos en lo que es la parte del centro y las zonas comerciales, de día, nunca tuve la más mínimo sensación de peligro, la calle está llena de gente, hay muchos policías y se ve a todo el mundo tranquilo y centrado en sus asuntos.
Vamos, la sensación es la misma que estando en Madrid por ejemplo, un sitio grande, con mucho barullo, que tiene lo bueno que encuentras muchas cosas que no hay en el resto del país (parafina, resina de poliéster, higos, queso...), y lo malo de que todo lo demás son problemas y situaciones agotadoras.
Esta foto está tomada desde el casco antiguo que está un poco elevado sobre el resto de la ciudad, de un poco una idea del estilo arquitectónico del sitio:
Y esta es una calle cercana al mercado de Sucupira, el mayor centro comercial de Cabo Verde, y un auténtico laberinto, la gente que está vendiendo en esta foto son los que no tienen puesto en el mercado, aunque la calle parezca un poco cutre es muy transitada porque conecta el casco antiguo con el mercado, entonces es un sitio bueno para vender.
Y aunque pueda dar una sensación caótica y poco ordenada, en realidad la mayoría de las vendedoras son gente sería y tienen la mercancía en buenas condiciones, vamos, simplemente necesitan que el ayuntamiento adecente un poco la calle...
Esta otra foto es volviendo en el aluguer a Cidade Velha, el paisaje del Sur de la isla en esta época del año es bastante seco y monótono:
Y aquí se aprecia como es el puerto de Cidade Velha, en los tiempos de la esclavitud era considerado el segundo puerto más seguro de las islas del Atlántico (Azores, Madeira, Canarias y Cabo Verde), y en efecto está muy bien resguardado de casi todos los vientos, los problemas empiezan cuando bajas a tierra :-P
Así pues, el sábado 22 de diciembre a primera hora levantamos el ancla y zarpamos rumbo a la isla de Mayo, en la que sería la primera travesía de mi madre a bordo de Xebec, aquí se la puede ver llevando el timón cuando íbamos costeando el Sur de Santiago:
Mientras estuvimos en aguas resguardadas todo fue bien, pero luego cuando salimos a mar abierto y el barco empezó a moverse de verdad mi pobre madre se mareó y pasó todo el viaje tumbada dentro del barco, aún así lo llevó con mucho estoicismo, creo que tenía tantas ganas de salir de Cidade Velha que cualquier cosa le parecía aceptable con tal de no tener que volver a ver a los niños del bonjour-escudos-filhoputa.
Realmente cuando Xebec comenzó a alejarse de Cidade Velha los dos nos sentimos aliviados, en los últimos días los chavales que querían cobrarme un impuesto de protección para Kyon habían venido en un bote con otros más a donde estábamos fondeados y anduvieron dando vueltas alrededor de Xebec como los buitres alrededor de su presa, parecían sólo gamberros descerebrados, pero teniendo en cuenta que en la Isla de Santiago es más fácil comprar una pistola que una botella de agua mineral... uno nunca sabe quien le puede buscar un problema.
Así fue como se veía Cidade Velha cuando nos íbamos alejando:
Bien pensado el sitio es bonito paisajisticamente, y si tuviese mejores vibraciones a nivel humano podría ser un sitio muy agradable, pero de alguna forma la impresión que me quedó es que tiene sobre si una pesada losa invisible a consecuencia de todas las aberraciones que se hicieron ahí en relación con el comercio de esclavos, es como que tiene una especie de maldición encima que dudo mucho que se pueda quitar.
Quizás si a nivel turístico se plantease como un memorial de toda la tragedia humana que supuso el comercio de esclavos a través del Atlántico... tal vez entonces los espíritus de los antepasados de aquella época descansarían un poco más tranquilos y el aire de Cidade Velha sería más fresco y saludable, y en vez de oprimir el corazón transmitiría el alivio de lo malo que afortunadamente ya pasó y esperamos que nunca más vuelva.
De momento nosotros nos sentimos aliviados de haber salido sanos y salvos de la Ciudad Maldita, y ponemos rumbo a la isla de Mayo, uno de los sitios más remotos de Cabo Verde, y que en el fondo yo tenía ganas de conocer desde hacía tiempo, de alguna forma tenía la esperanza de que tal vez sería un sitio mágico y misterioso, alejado del mundanal ruido y en una dimensión a parte como la isla Brava... es fácil imaginarte las cosas como te gustaría que fuesen! ;-)
En un principio la travesía a la isla de Mayo debería de haber sido un paseo, pero se complicó inesperadamente... y una vez en la isla encontramos muchas cosas que no nos habíamos imaginado, entre otras un aeropuerto sin aviones, un puerto que no es tal cosa, una escasez preocupante de agua potable, la mayor concentración de comercios de alimentación por habitante del país, el plato de arroz con pescado más caro que vi en Cabo Verde y las pizzas más baratas...
... y muchas otras cosas, pero eso ya aparece en el siguiente capítulo.