El tiempo va pasando, y ya en breve hará medio año que estoy aquí en la Isla de las Flores, la verdad es que con los años me he ido dando cuenta que una de las mejores partes de vivir y viajar en un barco es llegar a sitios buenos y quedarte ahí indefinidamente... y es que con lo revuelto que está el mundo me parece un regalo del Cielo que todavía existan sitios como esta isla.
Aquí el Sol todavía brilla con fuerza e ilusión, casi todos los días llueve algo para que la isla se mantenga siempre verde, y no es raro que el Arcoiris se asome a saludar desde el fondo del Mar, así es como se ve desde la terraza de mi casita-oficina:
Y en lo que se refiere a las aventuras, tanto marinas como terrestres, la verdad es que brillan por su ausencia (y no me quejo!), de alguna forma me siento como Bilbo Bolsón después de volver de matar el dragón, que se apalancó con su tesoro en su casita hasta que llegó el fin del Mundo y los elfos fueron a buscarle para llevárselo a cruzar las Grandes Aguas.
Aquí de momento no vino ningún elfo a buscarme, y en la bola de cristal creo ver que el mundo todavía puede aguantar un poco más... y a parte Xebec tiene mucho trabajo que hacer en él antes de poder volver a cruzar las Grandes Aguas, así que aquí Paz y después Gloria ^_^
Y en cuanto al tesoro... la verdad que fue mucho más de sabiduría que de dinero, aunque ciertamente a base de estar un año en Cabo Verde comiendo arroz y pescado todos los días, también se ahorra dinero.
Luego para nada, porque en un abrir y cerrar de ojos se gasta en 4 hierros para el barco:
Lo de la foto es una parte de las cosas que compré en septiembre, mejor no digo cuanto cuesta todo junto, que me han dicho que el mercado de la naútica de ocasión anda de capa caida y no es plan de desalentar a los posibles nuevos propietarios de barcos achacosos... (quien tenga interés que pinche arriba donde dice Comprar barco para...)
Y a parte de invertir los ahorros en bronce, latón y acero inoxidable, hice alguna cosilla en el barco, como este embellecedor para la entrada de aire de una de las doradas que hice en agosto, es auténtica madera de criptomera florentina, sacada de los restos de las obras de las elecciones municipales (fueron hace un par de semanas):
Y bueno, la pura realidad es que me paso la mayor parte del tiempo trabajando, ultimamente más en el consultorio que en el barco, y entre consulta y consulta aprovecho para hacer buen uso del maravilloso horno que tengo ahora en casa (y que no puedo tener en el barco por falta de espacio), ya he hecho varias quesadas pasiegas, alguna escalibada, y un número incontable de pizzas.
Lo que más ilusión me hizo fue volver a hacer mis marañuelas candasinas después de casi 6 años de haber marchado de mi Candás:
No me quedaron tan bien como en Candás, porque es que el horno es de gas y todavía no lo controlo bien, y además aquí la mantequilla es muy diferente a la de Asturias, la harina es Cabo Verdiana, el azucar de Madeira... y a parte no estaba muy inspirado para hacer las formas, con lo bien que las hacía en Candás... es que claro ahí hay mucha competencia, si haces unos churros como estos ningún vecino te toma en serio XDDD
Y además se me quemaron, más que marañuelas candasinas parecen marañuelas caboverdianas:
Pero estaban muy ricas, me las comí todas, eso que nadie lo dude!
Y así es como van pasando los días y las noches aquí en la isla de las Flores y la Eterna Tranquilidad, la verdad es que tuve suerte con las vistas que tengo desde casa, a parte de los arcoiris también hay unos amaneceres muy bonitos:
Por lo demás, a base de buena vida ya engordé unos 10 kilos desde que llegué aquí, señal inequívoca de que es un buen sitio.
Y de cara al futuro todavía no sé que hacer, a ver el próximo año para donde sopla el viento, de momento voy mirando los derroteros y las cartas, resulta que estoy a menos de 1200 millas de Terranova (Canadá) y algunos años puede haber un par de semanas de viento favorable para llegar ahí a finales de la primavera o principios del verano, estaría bien, plantarse en Canadá en dos semanas escasas, y luego navegar por los grandes lagos hasta el corazón de América del Norte... ya estuve hasta mirando calefacciones para el barco y todo...
Pero bueno, no tengo nada decidido, de momento estoy contento viendo el Mar desde la terraza de casa.