El verano llegó a su fin y ya comenzamos a recibir cada vez más a menudo la visita del célebre nevoeiro, una especie de niebla densa que se pone en la parte alta de la isla como puede verse en esta foto, de la iglesia para arriba todavía hay montes de cerca de 600 metros, pero están ocultos por el nevoeiro:
La foto está tomada a bordo de la corveta João Roby de la Marinha Portuguesa, que hace poco vino a visitarnos a la isla de las Flores e hicieron una jornada de puertas abiertas, así que sin buscarlo estuve haciendo turismo militar, confieso que me da un poco de mal rollo, porque incluso en un sitio en paz uno no puede dejar de acordarse que no tan lejos hay barcos como este en guerras de verdad, cada vez más.
Sin ir más lejos, aquí me estaban explicando como funciona una torreta antiaérea:
Basicamente se ponen dos personas ahí donde estoy yo e intentan matar al enemigo antes de que les maten a ellos, a su favor tienen que ese aparato dispara muy rápido, unos 100 proyectiles por minuto creo recordar que me dijeron, y en su contra que esa posición parece un poco desprotegida, por mucho casco y chaleco antibalas que se pongan me imagino que el riesgo de que tengan un disgusto es bastante alto.
Pero bueno, como quiera que sea fue una visita muy instructiva, me presentaron al comandante Anjinho Mourinha, que a parte de ser muy amable y simpático conmigo, coincidió que hablaba un español casi perfecto y me estuvo explicando en que consiste su misión en las aguas Azorianas, que aunque normalmente no nos paramos a pensarlo ocupan una extensión inmensa del Océano Atlántico si tenemos en cuenta las 9 islas que forman el archipiélago y sus 220 millas de zona exclusiva económica.
Por lo demás, estos últimos días anduve cambiando los rodamientos del eje de la hélice de Xebec, una tarea que se suele hacer cada muchos años dependiendo del uso que se le da al barco, y fundamentalmente consiste en cambiar esta pieza que va alrededor del eje de la hélice, en el extremo más hacia popa:
En el caso de Xebec esta pieza fue puesta nueva allá por el año 1998, y claro, ya necesitaba una actualización, a parte que como tuve el problema ese de que el motor se descentró debido a un problema estructural en el casco, pues la pieza antigua se había desgastado más por un costado que por el otro.
Después en el extremo de proa del eje de la hélice hay lo que se llama la bocina del eje, que no es más que otro rodamiento esta vez diseñado para que no entre agua dentro del barco, esa pieza también la tengo que cambiar y poner nueva, pero es bastante más cara que esta, así que para otro día.
La parte más interesante de cambiar este rodamiento es conseguir quitar el antiguo, que normalmente va metido a presión en el tubo de bronce en el que va metido el eje de la hélice, entonces una vez sacado el eje normalmente se usa una especie de extractor para sacar ese rodamiento, y luego con un martillo de madera o similar se mete el rodamiento nuevo a presión con delicadeza.
Este es el extractor que improvisé sobre la marcha siguiendo las instrucciones del libro de Nigel Calder sobre mecánica de barcos:
Aunque esté hecho con piezas diversas cogidas aquí y allá la verdad es que quedó bastante bien, pero... el puñetero rodamiento no se movía ni un milímetro, "hay que ver como suelda los metales la corrosión marina" pensaba yo...
Así que me puse manos a la obra con el procedimiento B: una sierra de mano y mucha paciencia para intentar hacer un corte en el rodamiento sin dañar el tubo de bronce en el que va embutido, de tal forma que después se colapsa hacia dentro y se saca fácilmente (en teoría).
La verdad es que no fue nada fácil hacer ese corte con esa herramienta, porque como puede uno imaginarse se hace mucha más fuerza al principio del rodamiento que al final, de tal forma que es fácil o cargarse el tubo de bronce que va enfibrado en el casco, o no cortar el rodamiento por atrás y entonces sigue sin salir...
Finalmente, después de mucho tiempo de darle a la sierra tuve que empezar a darle al martillo y el formón, y finalmente conseguí sacar el maldito rodamiento cutlass marca Vetus, que no estaba soldado por la corrosión marina... sino atornillado lateralmente por un tornillo cuya cabeza estaba enfibrada dentro del casco! La típica chapuza que cuando se hace se piensa "bueno, dentro de 10 ó 20 años cuando vayan a cambiar este rodamiento quien se va a acordar de mí y de que enfibré el tornillito para poder cambiarlo".
El caso es que al final conseguí sacar el rodamiento viejo, y una vez lijado con mucha paciencia la punta del tornillo que había dentro del tubo de bronce, por fin pude poner el rodamiento nuevo:
Pero bueno, así es la vida y los barcos viejos, siempre llenos de sorpresas y gastos inesperados, al menos en este caso no aparecieron problemas nuevos.
En esta otra foto puede verse el rodamiento ya instalado en su sitio:
Y por lo demás, aquí ya casi no quedan yatistas en el puerto y la isla vuelve a su modo de invierno, con menos horas de Sol, más lluvia, más tranquilidad... realmente este es un buen sitio donde vivir en estos tiempos tan interesantes por los que pasa este planeta, yo cada vez que leo las noticias me siento muy contento de estar aquí y no en otros sitios.