Escrito el 21/Enero/2024 por Nacho
Aunque pueda parecer que el uso masivo de telepantallas es algo voluntario y espontáneo, si observamos nuestro entorno con un poco de "espíritu crítico" en seguida veremos que no es así.
Para muestra un botón: las ofertas de los supermercados en Argentina, donde los "simpáticos bancos" ofrecen descuentos de hasta el 30% sólo a quienes paguen mediante sus APPs (click para ampliar):
Es decir, en medio de una situación donde mucha gente se ve en apuros para cubrir sus necesidades básicas (febrero de 2024), los bancos lo que hacen es aprovechar la coyuntura para intentar forzar a las personas a:
- Renunciar al efectivo y llevar su dinero al banco.
- Comprar una de sus telepantallas (si todavía no la tienen).
- E instalarse su dichosa APP para demostrar al banco que ya están bancarizados y digitalizados.
Literalmente están pagando a la gente por usar sus telepantallas y desistir del dinero en efectivo, y lo hacen en medio de una crisis importante, creada y controlada por ellos mismos, y jugando con las necesidades básicas de la gente.
Y no son sólo los bancos, sino que también las instituciones públicas cada vez recurren más al uso exclusivo de QRs para transmitir información institucional, de tal manera que es indispensable usar una telepantalla para poder, por ejemplo, ver la programación de un teatro municipal:
Obviamente se trata de algo hecho con la peor de las intenciones, ya que no cuesta nada escribir debajo del QR la dirección web para poderla escribir, fotografiar o teclearla directamente. A parte de que con esta "política pro-QRs" resulta imposible acceder a la información sin que quede registrado automáticamente quien y cuando accedió a la información y la manera en que interactuó con ella.
Es obvio que hay una campaña muy agresiva en todo el mundo para "empujar" a la población a tragar con las telepantallas, y en donde más se nota es en los bancos, en las grandes empresas propiedad de estos bancos, y en las instituciones públicas dependientes de la financiación de estos bancos.
No hay más que dar un paseo por cualquier calle para verlo, así luce por aquí un escaparate cualquiera de un banco:
Y como ni así les deben de salir los números, todavía tuvieron que pedir al propio Messi que prestase su imagen para empapelar el país entero con carteles en los que aparece sonriente mostrando una telepantalla y pidiéndote que tu también uses una:
Pero todo esto, según yo lo veo, no son más que muestras de debilidad por parte de quienes mandan; tienen que insistir tanto en ello porque en el fondo se trata de una idea absurda el pretender tener a toda la población mundial delante de sus pantallitas todo el día, y como quiera que sea el coste y complejidad de semejante sistema de control y manipulación no justifica los supuestos beneficios, más imaginarios que reales, que pretenden obtener con ello quienes mandan.
Se trata simplemente de una decisión errónea a nivel político, pero como su mandato no tiene término ni dependen de ninguna votación, pues ahí siguen, emperrados en sus telepantallas como niños enfurruñados incapaces de reconocer sus propios errores.
Los poderosos que sólo se preocupan de si mismos,
pueden poseer el mundo,
pero el mundo entero se vuelve en su contra.
Comentario sobre el Tao Te Ching, Te-Ch'ing
Hoy mismo leía una noticia sobre cómo ha aumentado la pobreza en Argentina en los últimos dos meses, lo cual lleva a la paradoja de que controlando más a la gente mediante las telepantallas se consigue hundirles más en la miseria sin que haya un estallido social, pero al mismo tiempo cada vez menos gente puede permitirse el lujo de tener una telepantalla y por tanto dejan de ser controlables digitalmente.
De tal forma que muchos de esos "nuevos marginados digitales" causan problemas más grandes por otro lado, como por ejemplo el aumento exponencial en el robo de cables de alta tensión, sólo en la provincia de Rosario en enero pasado hubo 95 personas detenidas por robar cables de la red eléctrica, y en la práctica a cada poco hay apagones por este motivo en todo el país, disparando el coste operativo de todo el sistema eléctrico y obligando a la gente recién digitalizada a tener que volver al efectivo por si les sorprende un apagón en la cola del supermercado.
Después, la "digitalización de la vida" inevitablemente se convierte en algo desigual, yo lo he visto muy claro estos últimos meses paseando por Mendoza, vas por los barrios residenciales de clase media y ves que las casas están llenas de niños delante de una pantalla, pero pasas por los barrios humildes, y ves que los niños no tienen tantas pantallas en casa, mucho menos celular propio, con lo cual andan jugando por la calle en grupos como se hacía antiguamente antes del tiempo de la digitalización casi forzosa de la vida.
No hace falta ser muy listo para ver a que puede llevar esa situación en un futuro cercano: los niños apantallados se convertirán en adultos adoctrinados y sumisos, pero al mismo tiempo tendrán sus capacidades físicas e intelectuales demasiado mermadas para realizar trabajos útiles y productivos, mientras que los niños no apantallados, expertos en el arte de sobrevivir en la calle y con un rechazo visceral hacia la sociedad, serán los únicos que mantendrán algo de inteligencia práctica, sentido común y capacidad de mirar la realidad de frente, y probablemente acaben siendo más un problema que una ayuda para quienes mandan y para quienes obedecen a quienes mandan.
La conclusión de todo esto es muy simple: no se trata de instaurar un sistema de control planetario para poder tener a la gente trabajando como animales, arrastrando los pies, a cambio de un plato de comida basura, sino de pagar un salario adecuado a quien hace un trabajo necesario, de tal forma que pueda mantener adecuadamente a su familia y a si mismo y no necesite ser controlado.
En otras palabras, tratar a las personas como lo que son: personas, y no como animales embrutecidos que necesitan ser controlados e influenciados constantemente.