Tras muchos preparativos, el 19 de mayo del 2008 solté amarras de Millbrook y emprendí la segunda etapa del viaje que me traería hasta España, la idea era ir haciéndolo por etapas, de tal forma que pudiese dormir en puerto la mayor parte de las noches.
En este mapa puede apreciarse esta travesía:
Yo salí de Millbrook nada más amanecer, sobre las 6:00, y a las 6:30 recogí a Ian en el puerto de Mayflower Marina, en Plymouth.
El viaje transcurrió sin incidentes, hizo un día espléndido y tuvimos viento favorable todo el día, a las 12:30 llegamos a Foowey, donde nos atamos a una boya para hacer la comida y comer tranquilamente al Sol, Foowey tenía pinta de ser un sitio muy bonito y agradable, pero como el tiempo y la marea no esperan por nadie... tuvimos que seguir viaje sin poder desembarcar.
A las 18:30, ya estábamos fondeados en un recodo muy bonito del Río Fal (en Tolverne, frente a un pub llamado Smugler's Inn) donde pasaríamos la noche. En total fueron unas 50 millas, hicimos muy buena media de velocidad porque para ir de Foowey a Falmouth teníamos la corriente de la marea a favor (en el Canal de la Mancha es muy fuerte) y fuimos todo el rato a unos 7 ú 8 nudos, con picos de 9 nudos y medio.
La idea era dormir esa noche ahí fondeados, y a la mañana siguiente cruzar el Canal de la Mancha, en un principio el parte meteorológico era bueno para los próximos 4 ó 5 días... Pero resultó que por la mañana el parte había cambiado y anunciaba temporal fuerza 8 del Este, así que tuvimos que quedarnos en Falmouth, las siguientes noches las pasaríamos en varios sitios de la bahía de Falmouth, primero en el puerto de Falmouth Yacht heaven, luego fondeados en St Just in Roseland, y por último en Ponshardon, en Falmouth Marina, en total 8 noches que se me hicieron interminables, porque siempre parecía que el día siguiente iba a ser el día de zarpar y luego nunca era...
Aquí se nos puede ver a Ian y a mi en la bañera del barco, en Falmouth:
Ian tuvo mucha paciencia conmigo, y me enseñó un sin fin de cosas importantes para navegar, él llevaba navegando a vela desde los 14 años, y tenía una experiencia impresionante; no es fácil estar 8 días y 8 noches compartiendo un barquito de 8 metros viendo pasar temporal tras temporal sabiendo que tienes una hermosa casa a pocos kilómetros de donde estás.
Él había vivido muchos años en Falmouth, así que aprovechamos que el parte no era favorable para visitar la ciudad y los alrededores, una vez más di con un inmejorable guía turístico, que me llevaría a muchos sitios que no salen en ninguna guía turística, como una tienda de efectos navales de segunda mano, donde casi había que entrar con casco de lo caótica y desordenada que era XDD.Recuerdo que el día de su cumpleaños lo tuvimos que pasar fondeados en St Just in Roseland, y tuvo que conformarse con una lata de sardinas para cenar... afortunadamente al día siguiente ya fuimos a Falmouth Marina, donde hay un buen restaurante, y donde Ian me invitaría a cenar, la primera noche para celebrar su cumpleaños, y la segunda para celebrar que nos íbamos al día siguiente (cualquier excusa era buena).
Por lo demás, Falmouth lo recuerdo como un pueblo pequeño y tranquilo, y a la vez acogedor y pintoresco, pienso que no debe de tener más de 50000 habitantes, sus calles daban la impresión de no haber cambiado mucho en las últimas décadas, y como todo puerto inglés que se precie tenía unos hermosos cisnes paseándose entre los barcos:
Al final el retraso de 8 días no supuso ningún problema, ni siquiera resultó ser tan caro a nivel de gastos como yo temía, y en cambio me permitió conocer un rincón más del País de los Ingleses, que de otra manera habría dejado atrás quien sabe si para siempre.
Desde entonces, siempre que me veo retrasado en algún puerto por el mal tiempo pienso que quizás sea una oportunidad del destino para conocer mejor ese sitio, y en efecto, casi siempre resulta que gracias al mal tiempo acabo viendo, haciendo o conociendo a alguien que no hubiera conocido de otra manera; supongo que eso es lo que se llama dejarse fluir con el destino.
Ahí en Inglaterra, como tienen mal tiempo la mayor parte del año, tienen muchas teorías sobre ello, una muy generalizada consiste en que el navegar a vela se basa en definitiva en "saber tener paciencia", y como ahí tienen tan mal tiempo, dicen ellos que es inevitable aprender a tener paciencia... por lo que está claro que han de ser excelentes marinos. (la modestia no es su punto fuerte ;-)