Plymouth - Falmouth - Millbrook

La primera travesía que hice con el barco fue breve, unas pocas millas y menos de 2 horas, pero el cambio fue muy grande, pasé de vivir en el centro de una gran ciudad como Plymouth a vivir en un puerto alejado de la civilización donde la mayoría de los barcos también estaban habitados, y se respiraba un ambiente como de pequeño país independiente.

En este mapa se puede ver esta primera travesía:

Travesía de Plymouth a Millbrook

Realmente fue poco más que un paseo, ni siquiera nos molestamos en sacar las velas y fuimos todo el rato a motor, llegué con la marea alta tal y como me indicó el capitán marítimo, y según empezó a bajar la marea descubrí que el puerto se quedaba seco con cada bajamar, de tal forma que los barcos y los pantalanes quedaban sentados en el fondo (que por supuesto era fango muy poco denso), de tal forma que apenas sobresalían unos 30 centímetros de la obra viva.

En esta foto puede apreciarse lo que digo:

El puerto de Millbrook con la marea baja

Dependiendo de como fuesen las mareas sólo se podía entrar y salir del puerto unas pocas horas al cabo del día, este era uno de los motivos por el que era un puerto más barato (entre 4 y 6 veces menos que cualquier otro puerto de la zona), además de que sólo era apto para barcos de quilla corrida (las orzas corren peligro de partir al hundirse en el fango y escorar el barco) y que quedaba muy a desmano de las ciudades de la zona yendo por carretera.

Nada más poner pie en tierra empecé a conocer gente... yo no tenía ni idea de a donde iba cuando llegué ahí, sólo sabía que era el único puerto de la zona que podía pagar, así que no me molesté en preguntar los detalles! Mi sorpresa fue muy grata cuando descubrí que en casi todos los barcos que me rodeaban vivía gente, cada cual con una historia y peculiaridades diferentes.

Mi vecina de pantalán (la del barco blanco que se ve en la anterior foto: Florence) era maestra de primaria y tenía un gato que se mareaba navegando, hablaba un español casi perfecto, me explicó que trabajó muchos años en barcos de crucero grandes (de los que llevan miles de personas), y con el dinero que consiguió ahorrar compró ese barco (un twister 28, otro folk boat como el mío, pero 20 años más joven y 40000 euros más caro) en el que llevaba viviendo varios años.

En esta foto se ve el sitio que me tocó, las vistas eran inmejorables, en las montañas de en frente a menudo se veían ciervos con sus crías! como no sabía su nombre en inglés les llamaba "bambis" y a la gente le hacia mucha gracia...

En el puerto de Millbrook

Ese barco gris que se ve en primer plano en la foto era un barco torpedo inglés de la Segunda Guerra Mundial, la pareja que vivía a bordo lo había comprado en una subasta del ejército por tres perronas, y lo habían restaurado de una forma admirable, estaba en perfecto orden de marcha, incluso conservaba los mismos cuadros de mandos y maquinaria que tuvo en origen, era algo impresionante, creo que más de una vez les habían llamado para ofrecerles participar en alguna película, y había varios museos interesados en comprárselo, según me dijeron era él único que quedaba.

Dentro era muy espacioso y hacían fiestas a menudo, a mi me invitaron a la cena de despedida que dieron antes de irse a vivir a otro puerto, y realmente lo pasé muy bien... me acuerdo que para llenar los tanques de gasoil tuvo que venir un camión cisterna expresamente sólo para eso, debía de tener muchos miles de litros de capacidad o_O

Con el tiempo acabaría conociendo a todos los habitantes del puerto de Millbrook, llegó un momento que me pasaba todo el día yendo de un barco a otro porque cuando no me invitaban unos a tomar el té, me invitaban otros a comer o a cenar...

En esta foto se ve en primer plano un barco de madera precioso que acababan de traer nada menos que de Barcelona! su dueño era un carpintero naval con mucha experiencia que había trabajado incluso haciendo réplicas de barcos antiguos (algo muy habitual en Inglaterra), me acuerdo que cuando tuvo que quitar el mástil fuimos todos los paisanos del puerto a ayudarle, lo cogimos entre 15 ó 20 personas (era muy pesado), y entre todos lo llevamos hasta su taller que estaba en el otro extremo del varadero.

Otra vista del puerto de Millbrook

Más adelante, cuando llegué a España, a base de hablar con los ingleses que pasan por Gijón, me enteré de que Millbrook era un sitio bastante conocido en el mundillo de los barcos, y que incluso había una frase acuñada entre los marineros ingleses, de tal manera que se solía decir que algo era "estilo Millbrook" cuando se hacía o era de una forma que recordaba a la forma que eran o se hacían las cosas en el puerto de Millbrook.

Básicamente había mucha solidaridad entre la gente, y las cosas se hacían aceptablemente bien, pero con pocos medios materiales y económicos, era algo así como un puerto de y para gente con ingresos normales.

Eso también implicaba que a veces las cosas eran un poco escasas, por ejemplo había sólo un baño y una ducha para todas las personas que vivíamos ahí, había que estar vigilando con los prismáticos para ver cuando salía el que estaba en la ducha e ir tú corriendo antes de que se volviese a ocupar...

El muro del varadero tampoco era todo lo alto que debiera, y con las mayores pleamares del año a menudo entraba el agua para dentro, y daba la sensación de que los barcos del varadero iban a salir flotando! En la siguiente foto se aprecia la bahía de Millbrook y al fondo a lo lejos la ciudad de Plymouth:

Millbrook con Plymouth al fondo

Aquí se ve una vista de conjunto de lo que era el varadero, en primer plano se ve un barco torpedo alemán esperando por una subvención para restaurarlo:

Un barco torpedo alemán esperando que le restauren

Una vez que estuve en Millbrook empecé a preparar el viaje para ir a España, y entre otras muchas cosas (los preparativos para una travesía de este tipo son interminables) salía de vez en cuando a navegar por los alrededores de Plymouth para probar cosas, en esta foto iba con Mike, otro buen amigo mío de Millbrook, y según salíamos del rompeolas de la bahía de Plymouth vimos una extraña bolla negra delante nuestro... y al acercarnos vimos que era un submarino que acababa de salir a la superficie! o_O

Cruzándonos con un submarino al salir de Plymouth

Cuando terminó de subir, se abrió una escotilla y asomó un circunspecto marinero inglés con una especie de mando con Joystick (como el de la Playstation pero más grande), y desde ahí empezó a maniobrar el submarino para entrar en la bahía de Plymouth.

A parte de invitarme a tomar el té en su barco un número infinito de veces, Mike me enseñó pacientemente a atracar y desatracar yo solo, así como la maniobra para amarrarme y desamarrarme de una boya sin ayuda, parecen bobadas, pero cuando nunca lo has hecho te parece un mundo.

Otro de las cosas muy buenas que tenía Millbrook es que había mucha gente con una experiencia impresionante en todo lo relacionado con los barcos y la navegación, y para mi que era un auténtico novato era una suerte, no pasaba un día sin aprender unas cuantas cosas nuevas.

Un buen día, al pasar por delante de este bonito barco, empecé a hablar con su dueño (Les) sobre su barco, el motivo de mi viaje... y de ahí surgiría una gran amistad que en el futuro me sacaría de más de un apuro.

Lavinia IV en Millbrook

Aquí Les está dándome una lección teórica de cómo se atraca un barco, básicamente me explicaba que tengo que tener presente que los barcos giran por el centro (por donde el mástil más o menos), no como los coches que giran por delante que es donde tienen las ruedas que cambian de dirección...

Aprendiendo a atracar (barcos) con Les
Él empezó restaurando un barco de madera que le costó apenas 300 euros, luego lo vendió y compró otro más grande, lo volvió a restaurar y a vender... y así muchas veces, tiene la casa llena de fotos de los barcos que ha tenido y los viajes que ha hecho con ellos; este último era un Ketch de acero de unos 14 metros y 18 toneladas de peso, y lo maniobraba en puerto como si fuera un patinete! (sin hélice de proa ni nada parecido)

A parte de los preparativos y las relaciones sociales con la gente de los otros barcos también saqué algo de tiempo para dar paseos por los alrededores, era una zona rural, y la única zona habitada cercana (a unos 3 kilómetros) era el pueblo de Millbrook, que como se ve en la foto eran apenas cuatro casitas:

De paseo por Millbrook

Aún así el pueblo tenía una buena selección de tiendas, había incluso una tienda especializada en productos ecológicos que estaba muy bien surtida, tenían también biblioteca, telecentro, un supermercado, una farmacia, un colegio, un pub... y creo que eso era todo!

Aquí otra foto con Millbrook al fondo, en general Cornwall es un sitio muy verde porque llueve mucho, pero el relieve es mucho más suave que el Norte de España, de tal forma que casi todo son pequeñas colinas y montañitas, es un paisaje muy apacible y tranquilo.

Típico paisaje de Millbrook
 

Una de las mayores aficiones de los ingleses es el poner cartelitos por todos lados explicando lo que se puede hacer, lo que no se puede hacer, y el castigo que sufrirás si desobedeces... a mi realmente fue algo que me hacía mucha gracia, porque a menudo llegaba a extremos cómicos y surrealistas; en cambio en esta foto alguien decidió poner un cartel con una especie de frase ingeniosa o chiste:

Los viejos jardineros nunca mueren

Dice el cartelín: "Los viejos jardineros nunca mueren, simplemente van a la pila de compost".

Una cosa que en las fotos no se aprecia es el terrible frío que hacía... casi todas las mañanas el barco amanecía con una gruesa capa de hielo, y dentro la temperatura era de entre 0 y 2 grados al amanecer, luego con la calefacción iba subiendo algo... pero no todo lo que me hubiera gustado, de hecho hasta el invierno siguiente no tendría tiempo de instalar un sistema de calefacción adecuado.

También llovía mucho (los días de lluvia no iba a sacar fotos), y a menudo granizaba, en esta foto se ve la bañera con un buen puñado de granizo recien caído:

La fría primavera inglesa

Otra costumbre simpática de los ingleses era el jugar a los piratas... casi cualquier navegante inglés tiene una bandera pirata en su barco, y muchas veces quitan la bandera inglesa y ponen la pirata para hacer un poco el indio XD, en Plymouth hasta los empleados del puerto a veces ponían alguna bandera pirata aquí y allá para hacer como una broma, y a todo el mundo le hacía gracia!

En esta foto en concreto la bandera pirata la habían puesto los padres de los 3 niños que vivían en ese barco, les disfrazaron de piratas y estuvieron jugando con ellos un buen rato; los niños en general se lo pasan muy bien viviendo en un barco, además para ellos es mucho más grande que para un adulto, porque lo ven en proporción a su tamaño.

Piratas contra Hippies

Los del barco vecino, que eran unos hippies muy simpáticos, para no ser menos izaron la bandera hippie (azul con el signo de la paz en el centro), yo siempre andaba muy liado con unas cosas y otras, y no tuve tiempo para unirme a la fiesta, en la foto se puede apreciar que en mi barco en vez de izar banderitas había aprovechado para izar algo de ropa que acababa de lavar a mano... Los hippies en cambio tenían una lavadora y una secadora a bordo (era un barco de 17 metros).

Un fin de semana Les me invitó a pasarlo en su casa con su familia, y así de paso hacerme un recorrido turístico por todo Cornwall.

Realmente lo pasé muy bien, y si no llega a ser por él me hubiera ido de Cornwall sin conocer apenas nada, no hay nada como que alguien que ha vivido en un sitio toda su vida te lleve y te traiga y te explique todas las cosas, eso si que es turismo de calidad!

En esta foto estamos en una especie de pequeño pueblo pesquero en la costa Norte de Cornwall, me temo que he olvidado el nombre del pueblo :-P

Visita turística a Cornwall con Les

Y aquí estoy en Newquay, el pueblo natal de Les, ese edificio blanco era una especie de mirador desde el que oteaban el horizonte, a veces simplemente por motivos meteorológicos y otras veces en busca de ballenas para salir a cazarlas. Por lo visto es uno de los edificios más antiguos de Newquay, ya debía de estar ahí antes de los romanos, o al menos eso decía la placa que había abajo.

Haciendo el indio en Newquay

La escalera blanca era increíblemente estrecha, había que ir con la espalda pegada a la pared y los pies paralelos al muro, y aún así daba miedo o_O

Y así, entre preparativos y relaciones humanas fueron pasando los días; después de pensarlo seriamente decidí que lo mejor sería ir a España acompañado y por la costa francesa, la opción de cruzar en línea recta el Golfo de Vizcaya era tentadora, porque suponía un ahorro enorme en tiempo y en dinero, en un momento en que mis fondos económicos estaban alarmantemente bajos.

Pero lo cierto es que apenas tenía experiencia navegando más de 20 millas seguidas con muy buen tiempo y con otras 4 personas, no conocía bien el barco, y al ser recien comprado y con cerca de 40 años cabía la posibilidad de que diera algún problema técnico por el camino... Así que prefería ir poquito a poco y esperando siempre por las condiciones meteorológicas perfectas (o casi).

De toda la gente que había conocido había muchas personas que se presentaron voluntarias para acompañarme, y al final me decidí por Ian, el anterior dueño del barco, un paisano bastante mayor que llevaba navegando a vela durante los últimos 60 años de su vida, y conocía como nadie el barco (había hecho muchos viajes con él por el Canal de La Mancha y Francia).

Así pues, nos pusimos manos a la obra a ultimar todos los preparativos y organizar las cosas para el viaje, cuando una buena mañana, cuando iba a salir yo sólo a dar una vueltina con el barco para probar los pilotos automáticos, desato el timón, y veo atónito como este se parte en 2 y me quedo con uno de los cachos en la mano:

 El timón roto en dos cachos

Al principio no me lo podía creer, tuvieron que pasar un par de horas para empezar a reaccionar... todo parecía indicar que al hundirse el barco en el fango con la marea, y haber dejado (sólo ese día y el anterior) el timón atado a un lado en vez de en el centro, pues el propio peso del barco al hundirse en el fango había partido el timón...

Después de que pasasen todos los vecinos a darme el pésame por el timón, así como su opinión sobre lo sucedido, la conclusión era que a parte de haber atado el timón a un lado en vez de en el centro, casi seguro que el timón ya estuviera debilitado, porque muchos otros barcos con el mismo timón que el mío lo atan a un lado y no parten nunca...

Con todo tuve mucha suerte, porque partió en el momento más oportuno, si llega a romper en una situación comprometida navegando, las consecuencias podrían haber sido catastróficas.

Una vez superado el trauma, empecé a buscar quien me lo arreglase... y ahí mismo en Millbrook había gente dispuesta a hacerlo, pero con un coste en dinero y tiempo que estaba fuera de mis posibilidades, ya me veía quedándome ahí hasta el año siguiente :-(

Pero como dice el dicho: "Quién tiene un amigo, tiene un tesoro", y cuando llamé a mi buen amigo Les para contarle lo sucedido me dijo que no me preocupase, que dentro de un par de días, cuando terminase un trabajo que estaba haciendo, pasaría por mi barco y vería que podía hacer él.

Afortunadamente, con su gran experiencia arreglando barcos, después de dos días de trabajar él y yo, el timón estaba otra vez en su sitio más fuerte que nunca... ni siquiera quiso cobrarme nada por el trabajo, y tuve que insistirle para que al menos aceptase que le pagase el coste de los materiales (unos 100 euros entre unas cosas y otras).

Reparando el timón

Además, mientras duró la reparación me volvieron a alojar en su casa y a hacerme alguna que otra visita turística por Cornwall, por no hablar de lo bien que me dieron de comer ^_^, me sentí realmente afortunado, primero porque la avería ocurrió con el barco amarrado en puerto, y luego porque encontré casi milagrosamente quien me lo arreglase, y encima por un precio dentro de lo que podía pagar...

Aquí se nos puede ver a Les y a mi dando los últimos toques al timón:

Yo y Les terminando de arreglar el timón

El resto de la gente de Millbrook también me ayudaron mucho con el timón, especialmente para quitarlo y ponerlo (pesa unos 80 kilos), las paisanas se pusieron todas en la proa para que se levantase la popa, y entre todos los paisanos conseguimos soltar el timón (gracias a Dios es un timón fueraborda, y se puede quitar y poner con el barco a flote), subirlo al pantalán, y cargarlo en la furgoneta de Les.

Al cabo de tan solo 5 días, el barco volvía a estar otra vez en perfecto orden de marcha, incluso el lastre adicional de las chapas de acero hace que el timón se lleve más fácilmente cuando el barco escora, y a pesar del peso adicional sigue flotando cuando está puesto en el barco, tampoco afectó negativamente a los pilotos automáticos, tanto el eléctrico como el de viento... todo un milagro!

Y después de este primer "momento difícil" en mi carrera de marino (no sería el último), volví otra vez a reunirme con Ian para terminar de preparar el viaje, así pues en los siguientes días hice una mega-compra por Internet que me la llevaron al barco, toda la gente decía que me había pasado, y que no conseguiría meter tantas cosas en ese barco tan pequeño...

Con la compra de ASDA en la cubierta

Confieso que hasta yo lo dudaba, había comprado las cosas un poco con aquella idea en la cabeza de "mejor que sobre que no que falte", y a lo mejor me había pasado y lo que me iba a faltar era espacio, pero no... al final entró todo, y todavía quedo espacio libre, de agua llevé cerca de 400 litros en botellas de agua mineral de todos los tamaños y marcas, y me duró 5 meses! (sólo para beber y cocinar)

La comida también sobró muchísima, y creo que todavía me queda alguna lata de sardinas y arenques por la despensa! XDD

Desde luego quedó claro que el barco puede cargar agua y comida para cruzar un océano... eso sí, el peso ya es otra historia, porque con los dos marineros a bordo apenas asomaba un par de centímetros la línea de flotación.

Por otra parte, no puedo dejar de mencionar la innumerable cantidad de regalos con los que también cargué el barco... prácticamente todas las personas que conocí me regalaron algo, algunos como Les o Ian montones de cosas... Ya ha pasado más de año y medio desde que dejé atrás Inglaterra, y aún así no hay un solo lugar del barco donde mire y no vea algo que me regalaron en el País de los Ingleses... Desde cartas naúticas y derroteros, pasando por menaje del hogar (mantas, platos, tazas, cubiertos, cojines, ropa...), útiles de navegación, infinidad de herramientas y materiales diversos para posibles reparaciones de emergencias, una balsa salvavidas para 4 personas, libros de historia, antigüedades sacadas de la bahía de Plymouth, ron de la Royal Navy...

Finalmente el 18 de mayo de 2008 me despedí de todos mis amigos de Millbrook y Plymouth, y al día siguiente solté amarras con Ian rumbo a Falmouth.

 

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20/Apr/2024 manu dice:

hola nacho entonces dices que cargastes en el xebec 400 lt de agua y como 100 de comida,,estupendo como dices el halcyon 27 puede cruzar un oceano,pero como navegaba no le suponia mucho peso como 500 kg de carga??navegaba bien??un saludo

Nacho responde:

Halcyons 27 han cruzado océanos miles de veces, y muchos han dado la vuelta al mundo, el Holandes Errante fue uno de ellos pero hubo muchos más. El barco navega bien cargado, desplaza algo más de 3 toneladas métricas, y yo calculé que puede cargar unos mil kilos contando los tripulantes.

 

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Nacho, el autor de esta web

Nacho (el autor de esta web)

En otros tiempos informático, desde 2004 vivo de una forma más coherente conmigo mismo, siendo esta web consecuencia directa de ello, la creé para promocionar mi consultorio y acabé hablando de todo tipo de cosas.

Nací en España hace 46 años, y hace mucho que no llevo una vida "normal", primero viví en un barco durante 10 años, luego en una remota aldea azoriana, y desde junio de 2022 estoy en Argentina en busca de nuevos horizontes.

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