Escrito el 15/Octubre/2023 por Nacho
Casi sin darme cuenta, en breve hará año y medio que vivo en Argentina, y ya pasé por un mundial de fútbol y ahora por un año electoral, según algunos argentinos dos momentos clave para entender el país.
Yo al ser residente temporal no tengo derecho a voto, sólo cuando me den la residencia permanente podré votar en las elecciones provinciales y municipales, para votar en las presidenciales del próximo fin de semana hace falta ser ciudadano argentino.
Pero aún así no dejo de observar todo lo que percibo a mi alrededor, porque a fin de cuentas los cambios que se están fraguando con estas elecciones me afectarán también a mi de una forma u otra.
De alguna manera tengo la sensación de que en todos los países en que viví (España, Cabo Verde, Portugal y Argentina) las elecciones son una manera de justificar lo que ocurra en los próximos 4 años, algo así como un "si no te gusta no te quejes porque es lo que votó la mayoría", pero en el fondo es como que las opciones que se pueden votar son ligeras variaciones de un orden de cosas establecido, algo así como poder elegir el conductor de un autobús pero no el lugar a donde te lleva.
Por ejemplo, ningún partido cuestiona el hecho de que Google decida lo que podemos o no encontrar en Internet, que Whatsapp, Youtube o Facebook censuren lo que digamos saltándose a la torera el derecho a la libertad de expresión y la constitución de cualquier país, por no hablar de exigir responsabilidades penales a quienes crearon y apoyaron la pandemia, indemnizar a las víctimas de la pseudo-vacunación casi forzosa, y un largo etcétera.
Tampoco ningún político cuestiona la tiranía del poder financiero global, que no sólo pretende ser dueño de nuestros cuerpos, nuestra mente, nuestra salud, nuestra comida, nuestra agua y hasta nuestro aire, sino también que sea imposible vivir sin pasarse la vida delante de una pantalla, gracias a la cual consiguen llevar a la sociedad por donde quieren independientemente de quien sea el político de turno.
En resumen, que lo verdaderamente importante, no sólo no se puede votar, sino que ni siquiera se puede hablar de ello.
Con lo cual, en medio de esta situación es fácil que la gente descontenta (la mayoría) acabe votando a quien plantee algo un poquito diferente a lo que ya hay, aunque sólo sea por necesidad de cambio, al margen de que este sea para mejor o para peor.
Mi percepción es que eso es lo que está ocurriendo con el candidato favorito según las encuestas, Javier MiLey, que promete "algo muy diferente", aunque no diga exactamente qué es, y de esa forma toda la gente que está harta de "lo que hay" se siente inclinada a votarle aunque sólo sea por la esperanza de que las cosas cambien, aunque sea a peor, pero al menos que cambien.
Al menos así es como me lo explicaron varias personas que conozco, están tan hartas de los problemas económicos y de muchas otras cosas que no son como tendrían que ser, que quieren más "votar a un loco y que todo reviente de una vez, que seguir en esta lenta agonía", así me lo han dicho literalmente más de un argentino y argentina.
Pero mucho me temo que eso es precisamente lo que pretenden quienes realmente mandan, que gane las elecciones un supuesto loco para después poder justificar lo injustificable en base a esa supuesta locura de alguien que salió elegido en unas elecciones "libres".
Hay incluso circulando por las redes sociales varios panfletos como este que apuntan claramente a una campaña desinformativa:
Ni que decir tiene que yo no le doy ninguna credibilidad a ese tipo de panfletos, es más, tengo claro que su verdadera finalidad es evitar que la gente se plantee seriamente la posibilidad de estar siendo víctimas de una conspiración y hable del tema.
Entre otras cosas no le doy credibilidad a ese panfleto concreto porque salta a la vista lo ridículo y fantasioso de lo que plantea: un agente israelí calvo y con peluquín al que la oposición le quitó su carnet del Mossad en un descuido para desenmascararlo ante el mundo... como si se tratase del carnet de socio del Boca Juniors o del River Plate... por no hablar de la mediocridad del trabajo a nivel de Photoshop y del hecho que no sea censurado por las Redes Sociales.
Pero intentando ver más allá de lo grotesco, sí pienso que es cierto que hay una "conspiración" en contra de Argentina desde hace mucho tiempo, y por desgracia bastante exitosa, tanto que no hace falta gastar mucho en agentes secretos.
Al menos esa es mi conclusión después de año y medio viviendo en el país; viene a ser la misma "conspiración" que sufre el resto del planeta pero algo más avanzada, quizás porque en el fondo Argentina sea un país más importante que otros para quienes mandan.