Eric y Enar
En un país muy lejano, casi casi donde termina el mundo, vivía un niño que se sentía muy infeliz, quería compartir sus juegos, quería amar a sus amigos, quería sacar de dentro de sí aquella tristeza que no sabia porque se había apoderado de su alma, quería...
Un anoche cuando dormía, vio una lucecita que se le acercaba cada vez más deprisa, primero fue un punto de luz, luego empezó a hacerse más y más grande, y cuando se quiso dar cuenta, ya la tenía delante de él. Era un hada, rubia, de pelo largo y lleno de rizos que le caían graciosamente sobre los hombros, sus ojos eran del color de la miel, y le sonreía de forma burlona. Su cuerpo lo cubría con una túnica blanca, enlazada en la cintura con un cinturón en forma de cordón que le caía dulcemente sobre el vientre, en sus manos llevaba una esfera brillante, y de entre los dedos le salían "haces" de luz.
Le miro y le dijo:
-Hola, ¿me has llamado?
El niño estaba perplejo, se había quedado sin habla, la miraba y no sabía si estaba dormido o despierto.
Enar el hada, le tendió las manos con la esfera para depositarla en las de él. Eric, que así se llamaba el niño se sintió temeroso y no quiso coger la esfera que el hada le ofrecía. Ella no se molestó, solo pensó que él todavía no estaba preparado, y que ya llegaría el momento.
Sonrió y se acercó a uno de los árboles que había a su alrededor, a un haya muy muy vieja, y en una de sus oquedades, depositó la esfera.
Se volvió al niño y le dijo:
-Aquí te la dejo, de momento te iluminará el camino, y cuando estés preparado puedes venir y llevártela.
Eric se despertó y tenia tan vivo el sueño, que se preguntó si no habría sido de verdad y se propuso ese día ir hasta el bosque más cercano, para ver si podía encontrar la esfera luminosa.
Ese día no se levanto triste, se levantó muy ilusionado con el proyecto que tenia "en mente", se arregló, cogió la mochila, su gorra, y se dirigió con paso decidido hacia el bosque que había, no muy lejos de su casa.
Empezó a caminar un paso tras otro, y cuando se vino a dar cuenta estaba caminando por el medio del frondoso hayedo, en las márgenes de un precioso río de agua color azul turquesa. El viento susurraba en sus oídos la melodía del bosque y al tiempo jugaba gozoso con la hojarasca rojiza que se extendía a su alrededor, como si de una alfombra mágica se tratase.
Se encontraba tan pleno y feliz, que se sentó apoyando su espalda en uno de los árboles, le entró una especie de ensoñación y al oír un ruido detrás de él , se acercó hasta un claro del bosque y entre los árboles pudo ver un espectáculo que le dejo tan sobrecogido que no acertaba a dar crédito a lo que veían sus ojos... una gran manada de búfalos pastaban en la inmensidad de un paisaje increíble...
...60 años después.
Después de contemplar una de tantas pinturas, pongo a un lado el pincel que acompañó a mis dedos a dar la ultima pincelada, por ahora.
Mis ojos recorren con pudor la pintura fresca del óleo que aún no esta terminada. Sintiendo así, un pequeño cansancio que me hace sentar en el banquillo para descansar un poco las piernas, y noto un detalle más para completar la pintura.
Es ahí cuando me vienen recuerdos de infancia, donde no paraba de hablar con mi hada, no tanto cuando en el primer instante que se me presentó le tuve miedo y más temor a que ese maravilloso milagro de la vida estuviera ahí frente a mis propios ojos, de no atreverme a tomar la esfera de luz con la cual nacen todos, pero que muy pocos llegan a ver. Esa luz que se manifestó ante mi y que de una manera linda y graciosa me ofrecían las delicadas manos de ángel, de mi Hada "Enar".
En ese instante un ligero aire frió entra por una pequeña ventana de madera ubicada en el centro del cuarto y distrae mis vagos pensamientos, con lentitud me levanto del banquillo para cerrarla.
Son las 5 de la mañana y ya se empieza a sentir el sereno del nuevo día. Me encuentro en estos momentos en una habitación llena de colores en la pared, no es la misma que tomé en un principio, pues en esta predominaba un color amarillento llorón, que era capaz de matar a un muerto después de muerto, y ahora con cada pincelada loca de entusiasmo, había convertido ésta, en una obra de arte no intencionada. Cualquiera podía sentarse durante horas y formar una y mil figuras en su imaginación dentro de estas cuatro paredes.
En el transcurrir de estos años, notaba que aquellas vagas pinceladas habían hecho unos trazos en la pared. Mis ojos por momentos visualizaban caídas de colores sobre una silueta dándole vida a otra obra, aun sin nombre.
Los primeros rayos del sol empiezan a dejarse notar. Y una vez más me acerco a la ventana, esta vez para tratar de darle un poco de calor a mis manos que han parado de trabajar por un instante, con la claridad del nuevo día, percibe mi mirada unas arrugas en mi piel y pequeños lunares que poco a poco van invadiendo parte de mi cuerpo. Aun no puedo creer que tan fácilmente el tiempo se ha apoderado de mi vida, de mi espacio...de mis sueños.
Ha pasado ante mi presencia el "Señor Tiempo" y nunca he escuchado las pisadas de los tacones de sus zapatos.Aun espero ir a coger el periódico que deja aventado el chico todas las mañanas en la entrada de la puerta y con gran entusiasmo leer las grandes letras de imprenta: "SE INVENTA MAQUINA DE TIEMPO" (Necesitamos voluntarios)... no dudaría ni un instante en salir corriendo de la casa para ser el primero en alistarme.
Pero venga, que solo estoy peleado con el tiempo pues agradezco a la vida, a mi madre, y al destino que me hayan dado vida y me concedieran ver el torrente de colores, que nosotros los humanos tenemos la dicha de ver y de crear.
Tengo ahora enfrente de mi lo que he sembrado y trato de no arrepentirme de mis actos, pero sí trato de disfrutar los recuerdos de los momentos dorados de mi vida.
Antes de volver a tomar el pincel, salgo del cuarto y empiezo a recorrer la casa en la cual predominan los altos cimientos y dentro de cada una de sus recamaras, lucen largos ventanales y en cada uno de ellos se siente un espacio de libertad y de aire fresco .
Como casi todas las mañanas me aproximo al cuarto donde mi esposa duerme y no falta ocasión en la que me pare un instante a su lado y contemplar su carita de ángel abandonada profundamente en el reino de los sueños.Me llena de ternura y de amor, toda la paz y tranquilidad que emana de ella al tener sus ojos azules cerrados en ese bello trance.
Nuevamente me dirijo a la ventana para cerrarla, mi mirada vaga distraídamente por el paisaje y me devuelve al día aquel, hace ya muchos años, cuando en busca de Enar, me acerqué a aquel claro del bosque y vi la manada de búfalos... les observaba beber agua en el pequeño lago que había a su izquierda, unos peleaban entre si, otros pacían mansamente. Quería acercarme, y poco a poco lo hice, pero de repente algo les alteró y todos se pusieron en guardia, no era mi presencia de eso estaba seguro, ya que lo había hecho muy sigilosamente, no, era alguna amenaza. En esto comenzaron a correr hacia a mi como en una estampida, me quedé paralizado, no sabia que hacer. Ya los tenia a muy pocos metros, de repente y como si unas manos me elevaran, di un salto y me puse a lomos de aquel gran búfalo, que mas que correr, volaba, me aferre a sus crines de forma automática, y así paralizado, agarrado al animal veía pasar el paisaje a una velocidad increíble, con el estruendo de una locomotora y fumarolas de polvo. A corta distancia y sobre otro de los búfalos vi a Enar, no lo podía creer, debía de ser que no veía bien a través del polvo , pero si era ella, me hacia señas con una mano y gritaba algo que yo era incapaz de oír, el ruido era ensordecedor, pero ella con sus rizos al viento parecía que toda su vida hubiera sido una amazona sobre un búfalo.
Cabalgamos durante mucho tiempo, ya la manada se había ido dispersando, y solo quedaban unos cuantos, que iban perdiendo velocidad debido al propio cansancio. Estaba atardeciendo, la luz rojiza del sol lo envolvía todo y entonces la pude apreciar con claridad, iba con el pelo alborotado y lleno de polvo, su túnica no era blanca y su cara estaba llena de polvo, pero reía y me gritaba: "Lo hemos conseguido!".
A los pocos instantes los dos búfalos pararon cansados y aburridos de correr sin orden, ni lógica, ya que ni siquiera sabían que hacían allí. Eric y Enar saltaron de ellos, y como sus piernas no les sostenían, se acostaron en el césped. Eric tenia muchas cosas que preguntar, pero no tenia fuerzas ni para moverse, así que le tendió la mano y estrechando la de ella contemplaron llegar la noche, hasta quedar dormidos, desde lo alto del cielo podían apreciarse dos siluetas empolvadas en medio del inmenso paisaje verde. Miniaturas que poco a poco iban siendo tragadas por la oscuridad de la noche, aun así, esa parte mágica no podía terminar de esa manera, pues una gran Luna apareció en ese instante y matizó el color rojizo de la tarde y su blanca luz resplandeciente los iluminó, sus polveadas siluetas brillaron como dos pequeñas onzas de oro, fue algo completamente místico.
Debió haber pasado mucho tiempo, ya era noche cerrada, y tenía frío, Enar no sujetaba mi mano y me entró un escalofrío de soledad, al momento oí un ruido de agua, me acerque y pude ver una especie de lago tranquilo, con aguas termales, ya que salía de ellas un poco de vapor que lo hacia parecer aún más mágico, más allá la luna, enorme lo iluminaba todo, y entonces vi a Enar, ¡no se había ido! Estaba allí!
Me vio enseguida y me dijo:
- Entra y lávate, el agua esta caliente! Estamos en una noche mágica!
No quise saber nada más, ella estaba allí, y yo estaba tan alegre, que con la ropa y todo me zambullí en el agua tibia...
Según iba entrando en el lago, experimenté una sensación de paz y armonía, avancé hacia ella por el camino que el reflejo de la luna me trazaba. Lo cierto es que desde que Enar entró en mi vida nunca mas había sentido la sensación de estar solo o abandonado, en los momentos mas duros y en los momentos mas felices siempre de alguna forma ella estaba presente, me enseñó lo que significa tener un amigo, con ella podía compartirlo todo, ya que nunca me sentía ni presionado, ni juzgado, solo y por encima de todo amado, acompañado y completo.
Después de un rato de sentir la tibieza del agua, de mirar la luna dejandome llevar por las sensaciones, busque con la mirada a Enar y la vi sentada en la orilla , cuando me acerque a ella , me pregunto que era lo que esta experiencia que acabábamos de vivir me había enseñado. Me quedé pensativo y antes que pudiera responderla me dijo:
-La vida Eric, no siempre te deja un momento para pensar como reaccionar ante una situación limite, como era la estampida, y sin embargo tu reaccionaste uniéndote a ella, ya que no la habrías podido evitar, te diste cuenta que no tenias otra alternativa y te pusiste a ello. Podemos hacer todo lo que nos propongamos, solo tienes que decidirlo y hacerlo.
-Quiero que aprendas esto:
- Para conseguir una cosa, sea la que sea, tienes que desearla con toda intensidad y además tienes que imaginar que ya esta lograda, y así, de esta forma, tu pensamiento creará la imagen y la incorporara a tu vida. ¿lo has entendido?- Y además quiero que no utilices nunca jamás las palabras no puedo, no sé, no me atrevo.
Resonaba todavía esa frase en mi mente, cuando al cabo de los años, treinta exactamente, y después de haber tomado una decisión muy importante en mi vida, como era retirarme del mundo tal y como se concibe, para poder pintar, que es lo único que me importaba, y así poder expresar a través de mis pinturas, todas las emociones que de alguna forma tenia guardadas en lo más profundo de mi alma, me atreví necesitaba sentirme VIVO de nuevo.
De lo que no me había dado cuenta todavía, es que una decisión así me iba a transformar por dentro, por todo en esta vida hay que pagar, pero yo estaba dispuesto a pagar el precio que hiciera falta para lograrlo.
El volver después de tantos años a mi lugar de nacimiento, me tenia lleno de curiosidad, esperaba con ilusión y temor ese cambio que anhelaba mi corazón.
Me instalé en una pequeña casita a las afueras de una ciudad no muy grande, tenia lo necesario, sin nada superfluo que pudiera distraer mi atención. Los días cálidos al principio se hacían largos, por las mañanas solía dar grandes paseos, a veces me acercaba hasta las faldas mismas de un gran volcán que tenia relativamente cerca, o bien me adentraba en la pequeña ciudad, descubriendo sus placitas e iglesias de las cuales hacia mil bosquejos, a veces a lápiz, otras solo en mi mente y por la noche los transformaba en grandes óleos , acrílicos, o con la técnica que en ese momento mas me inspirara.
¡La inspiración! Cada noche la espero y algunas veces logro el Déjà vu.
Mis ojos recorren con pudor la pintura fresca al óleo que aún no esta concluida.
Son las tres de la madrugada y como cada noche en un ritual consentido busco el lienzo en blanco que descansa a mi derecha; en esta noche de verano hace especialmente calor, abro la ventana y espero esa brisa que no llega y con ella el momento mágico de la inspiración.
Miro el lienzo en blanco y te veo en él, puedo traspasarlo y saborear las sensaciones que me produce tu visión, me miras con sonrisa pícara, tu piel tan blanca matizada apenas por el rosa tenue de tus mejillas, de tus labios Tu mirada me atrapa y me sumerjo en el color miel de tus ojos.
Estas sobre la cama, cubierta por una sabana blanca que a veces se confunde con mi propio lienzo, la cabeza ligeramente incorporada sobre tu brazo izquierdo, dándole un trazo perfecto y armonioso entre tu cuello y los rizos de la melena sobre el pecho. Quiero imaginar tu espalda adornada por parte de esos rizos que te caen cual cascada que yo, con un leve soplo podría llevar hasta tu nuca y allí depositar mis labios.
Siento un ligero escalofrío, acaba de entrar una brisa que mitiga mi sofoco, pero también soy consciente que en cualquier momento se puede producir el deja vu que espero y temo a la vez, nada debe distraerme, no puedo ni quiero quitar los ojos del lienzo, quiero ser consciente de cada detalle, sé que solo así es posible.
Percibo que todavía no es el momento, con gesto mecánico dejo a un lado el pincel, suelto la paleta y empiezo a dar rienda suelta a mi rendición, a mi desesperanza otra noche más, tan cerca y al mismo tiempo tan lejos. Solo tengo que alargar la mano ¡estas en el lienzo todavía! mis dedos desean rozar tus labios y al tocar la tela se produce el milagro ¡estas realmente conmigo! acaba de desaparecer el espacio que nos separa y siento que formo parte de mi propia pintura, me invade la inspiración y me sumerjo en ese momento mágico.
Durante un tiempo que no quiero medir, entro en un frenesí de emociones en el que soy capaz de sentir y expresar, de plasmar todo en el lienzo de mi vida, para de esta forma volver cada noche a todos esos rincones de mi alma y la tuya, en la que se produce el momento deseado de la fusión.
Los primeros rayos del sol empiezan a dejarse notar. Y una vez más me acerco a la ventana, esta vez para sentir la luz sobre mis manos. Me siento cansado, pero todas las ilusiones siguen intactas dentro de mi, esperare con impaciencia que llegue de nuevo la noche para volver a sentir el deja vu.
Una de esas mañanas, en las que caminaba en busca de ideas, me llamo la atención una mujer , estaba sentada sobre el césped en una plaza recoleta, en la que solo había una fuente y varios bancos de piedra. Un pañuelo le cubría la cabeza y le recogía el pelo anudándoselo a la espalda, llevaba una blusa que le caía descuidadamente sobre los hombros, dejando uno de ellos a la vista, se la veía muy proporcionada, estaba mirando algo que tenia en las manos; desde donde yo estaba no podía verla bien, así que me fui acercando la curiosidad se había apoderado de mi. Ya mas cerca vi que era una mujer joven, en sus manos tenia una baraja de cartas, pero no eran las cartas que yo estaba acostumbrado a ver, estas eran mayores y tenían unos dibujos preciosos. Levantó la cabeza y me miró.
-¿Necesitas consultar algo?- me preguntó.
-Sí, le contesté ¿Puedes ver como va a desenvolverse mi vida a partir de ahora?
-Siéntate por favor.
Siguiendo un ritual, barajó muy lentamente el mazo de cartas, me hizo cortar varias veces, entregárselas con la mano izquierda de una en una y cuando ya las tuvo colocadas cada una en su sitio, me miro a los ojos y me dijo:
-¿Que deseas que suceda en tu vida?-
-No se exactamente que es lo que deseo, pero si se que tal y como me la he planteado hasta ahora no me gusta, aunque en cada momento siempre he creído que hacia lo mas correcto para mi.-
- si pudieras ahora mismo cambiar tu vida, que es lo que te gustaría hacer?
-me gustaría sentirme libre, no tener ,ni hacer nada por obligación, aunque esa obligación haya sido consentida y aceptada por mi, creo que montaría un cafe-art, en donde se pudieran relacionar diferentes artistas, pintores, escultores, escritores, fotógrafos, etc...y que pudieran intercambiar experiencias, opiniones, imaginación, y nutrirse entre ellos. -Para que eso llegue a concretarse, deberías de hacer algo distinto en tu presente. Variar tus pensamientos y desearlo realmente.
Esto no es lo que realmente veo en tu presente, veo que te conformas con facilidad, y que te das unas excusas que realmente te convencen, de esta forma jamas podrás tener un futuro como el que deseas. Me miro extrañado,creo que no quería entender lo que trataba de decirle.
- Yo creo que lo deseo realmente- susurro débilmente...
-Si fuera así, lo harías, no basta con pensarlo, hay que actuar- Dame tu mano...
Al tender mi mano hacia la suya, sentí una descarga y los dos retiramos las manos en un gesto instintivo-
-Eres una bruja?...
-Eso mismo te iba preguntar yo a ti- rió ella
- Dime que te dicen las cartas de mi, por favor-
- Me dicen que eres una persona muy afortunada, que sin embargo le encanta parecer una víctima ¿Te gusta compadecerte?
- Eso no te lo están diciendo las cartas, yo no quiero un psicólogo, quiero simplemente que me digas si voy a hacer realidad mis deseos-
-pues bien, si, harás realidad todos los deseos que te atrevas a DESEAR-
-Dime cuanto te debo, no quiero saber nada mas.
-El precio que me vas a tener que pagar, es venir todos los días y me vas a decir que deseo has concretado en ese día, así yo seguiré dandote pautas para conseguirlos todos-
-Esta bien así lo haré, de esta manera me obligare a no posponerlos -
-Hasta mañana, por cierto ¿Cual es tu nombre?
-Mi nombre es Enar-
-Bien, mañana vendré a decirte como he logrado centrarme en mi nuevo deseo-
-¡Hasta mañana!
Según caminaba alejandome de ella recordé lo que años antes me había dicho mi hada, cuando salí de bañarme en el lago después de la estampida de búfalos y me pregunte si aquella adivina no seria mi Enar, mi hada, que después de tantos años volvía a estar presente físicamente en mi vida. Su contacto me había dejado como hipnotizado e incapaz de poner mis emociones y recuerdos en su sitio. Necesitaba tiempo para pensar, pero sobre todo para volver a sentir su presencia, si es que en realidad era ella.
Enare
Nota: si quieres contactar con Enare puedes escribirme a mi y yo le haré llegar tu mensaje.