Escrito el 10/Diciembre/2021 por Nacho
Estas últimas semanas veo con preocupación como se está fomentando el odio y la desconfianza con cada vez más intensidad, pienso que es algo intencional, una especie de "divide y vencerás", pero mucho me temo que esa estrategia, lejos de precipitar una "victoria" para nadie, esté creando una nueva "realidad psíquica" de la que no puede salir nada bueno.
La ira puede cambiar y convertirse en alegría,
la cólera puede apagarse y dar paso al placer.
Pero una nación jamás puede ser reconstruida,
y una vida no puede volver a nacer.
El Arte de la Guerra (Sun Tzu)
Hay incluso quien piensa que esa podría ser la intención real de todo ello: destruir para dominar.
Obviamente yo desconozco los planes de quienes mandan, pero tengo la clara sensación de que, ya sea por torpeza o maldad, están llevando el mundo al desastre absoluto; al menos a mí me resulta imposible imaginar que el rumbo actual nos esté llevando a buen puerto.
Uno de los hechos que me hacen pensar así es que no paran de hacer cosas para generar odio y división:
- Desde excluir de los trámites administrativos a quienes queremos seguir siendo dueños de nuestro cuerpo y nuestra salud,
- a prohibir trabajar a los médicos que no comparten la doctrina sanitaria del Poder Político,
- pasando por expulsar de su trabajo a los funcionarios que no comulguen con la nueva ideología,
- y hasta prohibiéndonos comprar comida!
- Por no hablar de impedirnos viajar, ver a nuestros familiares y condenar a nuestros hijos a la marginación.
Pero lo peor de todo esto no es lo que se ve, sino la "realidad psíquica" que crean estas agresiones: el odio y el resentimiento que se están generando en cientos de millones de personas puede tener consecuencias terribles en los próximos años; empezando por las propias personas donde está echando raíces ese odio.
El odio es, sin duda, el mayor mal, y puede descargarse contra 4 objetos:
Dios, los hombres, lo que nos rodea, y uno mismo.
Summa Daemoniaca p.173
El gran error de la persona que odia es no darse cuenta de que es ella la primera perjudicada por su odio, yo lo veo a menudo en mis consultas, y suelo expresarlo así: "el odio que sientes puede estar perfectamente justificado, a menudo lo está, pero eso no quita para que seas su víctima; primero sufriste por el mal que te hicieron, y después por las consecuencias del odio que te generó ese mal, a menudo más terribles pero menos obvias que el propio mal.".
Esa es la gran trampa del odio: nos daña de mil maneras diferentes sin que ni siquiera nos demos cuenta, hay incluso quien cree que odiando hace daño a lo que odia, pero incluso cuando ese odio se traduce en actos hostiles hacia lo odiado, el daño "espiritual" que sufre uno mismo por odiar es mucho mayor.
Y lo peor es cuando el odio se convierte en colectivo, que es lo que está pasando hoy en día; un buen ejemplo de ello es la Guerra Civil Española (1936-39), en la cual el odio generado duró muchas décadas y todavía no está del todo superado; es verdad que hubo vencedores y vencidos, pero acaso no fue más bien todo el Pueblo Español quien fue derrotado al ser arrastrado a la barbarie de la guerra?
Es muy curioso observar las reacciones que causa el odio colectivo a lo largo de la Historia, hay una tendencia extraña a que los oprimidos acaben convirtiéndose en opresores cada vez más crueles y llenos de odio que los anteriores.
Hay muchos ejemplos de esto, la mayoría bastante polémicos:
Los judíos durante la II Guerra Mundial: fueron brutalmente perseguidos y marginados, y de ahí surgió el Estado de Israel con sus polémicas políticas hacia los palestinos y sus países vecinos.
Izquierda: niños judíos en campo de concentración nazi
Derecha: soldado judío vigilando prisioneros árabes en campo de concentración israelíPor supuesto que muchos de los judíos sobrevivientes dejaron atrás el odio y simplemente intentaron rehacer sus vidas después de la guerra; afortunadamente hay (o había) mucha gente que no se deja poseer por el odio, pero los que se hunden en él suelen acabar por convertirse en una versión mejorada de sus antiguos enemigos.
La guerra de Corea (1950-53): quizás la más innecesariamente cruel y devastadora del siglo XX, que generó un trauma tal en los supervivientes que dio lugar a uno de los países más militarizados del planeta.
Izquierda: refugiados norcoreanos durante la guerra de Corea (1950-53)
Derecha: Desfile militar en PyongyangLa Iglesia de Roma: que pasó de ser una comunidad fraternal perseguida cruelmente por el Imperio Romano, a convertirse en opresora de todo tipo de disidentes políticos y religiosos durante muchos siglos, cuando no promotora de crueles guerras como las cruzadas a "Tierra Santa".
Izquierda: cristianos martirizados por no someterse al Imperio Romano
Derecha: cristianos quemando viva a una mujer por no someterse a la Iglesia Católica
Según yo lo veo, existe una dinámica del odio en la Historia que vendría a ser la siguiente:
- Se genera odio en un determinado grupo humano infringiéndole todo tipo de humillaciones y vejaciones.
- A continuación se le libera para que se dañe espiritualmente a sí mismo mediante el odio que se ha generado dentro de él.
Así pues, aunque a fecha de hoy pueda parecer disparatado, mi pronóstico sobre lo que va a pasar con las personas oprimidas y marginadas por el Fascismo Covidiano sería una repetición de dicho patrón:
- Sufriremos ataques y persecuciones cada vez más terribles por parte de las actuales estructuras de poder.
- Pero llegará un punto en que esas estructuras serán colapsadas para que el poder real pase a nuestras manos.
- Entonces habrá una tendencia a que nos convirtamos en opresores y verdugos todavía peores que los actuales.
- Y obviamente tendremos que intentar no caer, una vez más, en la Trampa del Odio, aprendiendo de los errores de quienes nos precedieron para hacer las cosas mejor, rompiendo de una vez por todas esta espiral creciente de odio y destrucción.
Mientras tanto tenemos que intentar sobrevivir como buenamente podamos, ayudándonos mutuamente e intentando no dejar entrar el odio en nuestros corazones, a la vez que atesoramos en ellos todo el Amor que podamos, es muy importante no dejar de amar y de disfrutar de la vida, eso es un pilar fundamental de nuestra esencia como seres humanos, y no podemos renunciar a ello, igual que no podemos renunciar a seguir siendo dueños de nuestro cuerpo y nuestra salud.