Escrito el 15/Enero/2022 por Nacho
Hace pocos días, hablando del pasaporte Covid con una persona de San Petersburgo, llegó a mis oídos un bonito cuento que surgió en aquella ciudad de la mano de Leonid Panteleyev durante el brutal Asedio Fascista de Leningrado, que duró 900 días y se cobró más de un millón de muertos.
El cuento se titula "Las Dos Ranas", y en aquella época sirvió para inspirar valentía, heroísmo y perseverancia en el Pueblo Ruso, para no rendirse ante el acoso del Fascismo Alemán; de hecho el autor fue evacuado de la ciudad durante el asedio porque le faltaba poco para morir de hambre.
No sé que sería primero, si el cuento que inspiró la valentía y heroísmo, o estas cualidades que ya estaban ahí e inspiraron el cuento... pero lo cierto es que la ciudad y sus habitantes resistieron y vencieron, y en parte gracias a ellos/as los/as Fascistas fueron derrotados en todo el mundo.
«Troya cayó, Roma cayó, Leningrado no cayó»
(dicho popular)
Curiosamente el cuento es muy poco conocido fuera de Rusia, y dadas las circunstancias actuales, me pareció buena idea improvisar una versión en español, pienso que es divertido e inspirador, y muy adecuado para contar a los niños en estos tiempos turbulentos que vivimos.
La historia comienza así:
Las Dos Ranas
Érase una vez dos ranas que vivían felices en una charca en el bosque, una de ellas era valiente, intrépida y optimista, mientras que la otra era cobarde, perezosa y pesimista.
Una noche de Luna llena las dos ranas salieron de excursión, y la rana intrépida tuvo la idea de ir a una casa cercana, esperando encontrar cosas nuevas y excitantes:
Una vez ahí vieron que había una puerta abierta; la rana pesimista tuvo miedo y empezó a enumerar todas las cosas malas que podrían ocurrir si entraban: tal vez habría un gato, un perro, quizás los humanos las pisasen o las cocinasen a la parrilla...
Pero la rana optimista no se preocupó por todo lo malo que podría ocurrir, "quien no se arriesga no cruza el charco" dijo, y finalmente ambas entraron a una especie de almacén:
Una vez dentro su sorpresa fue mayúscula al ver que estaba todo repleto de comida, más de lo que podrían comer en toda su vida.
"¿Ves cobardica?" le dijo la rana valiente a la pesimista, "si no fuese por mi nos habríamos perdido todo esto y volveríamos a nuestra charca con el estómago vacío".
"Tienes razón" contestó la rana cobarde, "¡tú si que sabes!".
Y entraron muy contentas en la despensa de la casa dando saltitos por la escalera:
Tan entusiasmadas estaban que comenzaron a jugar dando saltos una encima de la otra.
Y en eso estaban cuando se les ocurrió probar a dar saltos las dos juntas para llegar más arriba, "la unión hace la fuerza" dijo la rana intrépida.
"¡Cuantas cosas se te ocurren!" dijo la rana miedosa.
Entonces sin darse cuenta, en uno de esos saltos, cayeron en una ánfora llena de leche agria:
Para su sorpresa, esta leche agria tenía una consistencia viscosa parecida al yogur, de tal forma que no conseguían salir, y si se quedaban quietas se hundían.
"¡Horror! ¿qué es esto?" dijo la rana pesimista, "¡Ya te dije yo que nos ocurriría una desgracia!"
La rana valiente intentó ayudar a su amiga a salir de la ánfora, pero sólo conseguía hundirse más debido al esfuerzo.
Estaban atrapadas:
La rana miedosa entró en pánico y comenzó a hacer esfuerzos enérgicos y desesperados por salir.
"¡Para!" le decía con seriedad y aplomo su amiga, "¡de esa manera sólo conseguirás agotarte inútilmente!".
Pero la hasta hace poco prudente rana era incapaz de razonar presa del pánico, cuanto más asustada se sentía más impulsivos e inútiles eran sus actos:
Al cabo de un rato la rana cobarde se rindió y entró en una espiral de pesimismo y desesperanza.
"¡Es el fin!" decía, "¡jamás saldremos de aquí! ¡no hay nada que hacer!".
"¡Tranquilízate!" le dijo la rana valiente, "tenemos que mantener la calma y encontrar una solución, ¡mientras hay vida hay esperanza!".
"¡Tú y tus bobadas!" gritó la rana pesimista, "¡no vale la pena luchar! cuando amanezca los humanos nos encontrarán y nos matarán como a ratas!" dijo poniéndose melodramática:
"De que sirven las ilusiones y la fe en una situación así?" lamentó con tristeza la rana depresiva, "¿acaso nos sacarán volando de esta miserable ánfora?".
"No vale la pena luchar miserablemente contra esta porquería invencible para acabar muriendo igual, es una guerra perdida, para vivir así es mejor morir!" siguió diciendo la rana cobarde entre sollozos:
Poco después la rana miedosa, cobarde y depresiva empezó a notar que le fallaban las fuerzas, y lenta pero irremediablemente se hundió hasta el fondo de la ánfora:
Al observar la manera en que se hundió su amiga, a la rana valiente se le ocurrió una idea: "quizás si me tumbo en horizontal flote mejor y pueda salir de la ánfora, ¡por intentarlo no pierdo nada!".
Dicho y hecho: comenzó a intentar mantenerse a flote sobre la leche agria con el menor esfuerzo posible.
"¡Funciona!" exclamó al de un rato la rana, "¡hace más quien quiere que quien puede!":
Usando esta nueva técnica intentó salir con cuidado del ánfora, era sin duda una manera más efectiva de intentarlo que usando la fuerza bruta, pero aún así le faltaban un par de centímetros para llegar hasta el borde:
Lo intentó una y otra vez sin éxito, hasta que se le acabó la paciencia, y debido a la rabia que sentía comenzó a mover con furia piernas y brazos, sin parar de maldecir su mala suerte:
Cuando llevaba un rato largo descargando su frustración de esta manera se percató de que había algo extraño, se había hundido dentro de la ánfora y la leche agria había desaparecido:
Cual no sería su sorpresa al mirar hacia abajo y ver que la leche agria se había convertido en mantequilla!
Una enorme, amarillenta y sólida bola de mantequilla:
Apoyándose en esta bola de mantequilla la rana consiguió al fin saltar fuera de la ánfora.
"¡Victoria!" grito de júbilo la rana al saltar por el borde del recipiente, "¡el que la sigue la consigue!":
Toda contenta y eufórica, la rana valiente volvió dando saltos de alegría a su charca en el corazón del bosque, justo a tiempo, antes de que el Sol comenzase a salir por el horizonte:
Nada más amanecer, los humanos que vivían en la casa fueron a la despensa para prepararse el desayuno, y asombrados vieron que su leche agria se había convertido en una bola de mantequilla con una rana muerta en su interior!
"¡ver para creer!" exclamaron, "¡sin duda esto tiene que tener algún significado!".
Y colorín colorado, este cuento se ha acabado!
Pues por sorprendente que pueda parecer, esto es lo que te cuentan en Rusia cuando les preguntas cómo va por ahí la implementación del pasaporte Covid, por supuesto todo el mundo se identifica con la rana valiente, y la leche agria es el Fascismo Covidiano contra el que hay que luchar como sea hasta que la situación evolucione a nuestro favor, "igual que hicieron nuestros antepasados luchando contra los nazis".
Hay incluso un conocido empresario de San Petersburgo, dueño de más de 50 locales de hostelería, que no sólo se ha negado a implementar el "pase nazi" en sus locales, sino que además ha creado una guía online para promocionar todos los negocios que hacen lo mismo (PDF), lo llaman "el mapa de la resistencia", y en pocos días ya suma más de 200 locales públicos que se niegan a pedir el pasaporte Covid, sólo en esa ciudad.
Pero la cosa no queda ahí, hay numerosas voces dentro de Rusia que dicen que el pasaporte Covid ha fracasado debido al amplio rechazo popular (PDF), y en conjunto la impresión que da es que hay muchas "ranas valientes" como la del anterior cuento, que no están dispuestas a rendirse ante el Fascismo Covidiano que intenta destruir todo lo bueno que aún queda en el mundo.
Como quiera que sea, está claro que no hay que rendirse, especialmente cuando no tenemos nada que perder y sí mucho que ganar; antes o después la situación evolucionará a nuestro favor de una forma u otra, y celebraremos un nuevo y luminoso amanecer lleno de "ranas valientes" que supieron luchar y perseverar hasta el final.