Ahora que nuestras vidas dependen cada vez más de lo que ocurra en China, me pareció buena idea hablar de una realidad poco conocida de ese país: la de aquellos que rechazan la sociedad materialista en la que nacieron y buscan un "refugio espiritual" lejos de las ciudades y las fábricas, en las montañas remotas e inaccesibles, perpetuando así una tradición que se remonta a los albores de la Civilización China, cuando el futuro primer emperador chino, Huang-ti, conoció a 2 misteriosos ermitaños que le enseñaron como derrotar a sus enemigos y prolongar su vida más allá de los 100 años.
Confieso que yo ignoraba por completo que pudiera haber todavía ermitaños en las montañas de China, nunca hubiera pensado que fuese posible en la China de hoy en día, hasta que alguien me recomendó el libro "Carretera al Cielo: encuentros con ermitaños chinos" de Bill Porter, un libro muy interesante que me tomé la molestia de imprimir y encuadernar junto a la versión del Taoteching del mismo autor, ambos muy recomendables:
Para quien no tenga tiempo de leer, este documental realizado por el mismo autor en 2014 es un buen substituto/complemento al libro:
Así es que viviendo de manera primitiva, en cuevas o pequeñas chozas, en lugares remotos e inaccesibles, estratégicamente elegidos en el corazón de parques naturales, viven cientos de chinos y chinas que por un motivo u otro rechazaron una sociedad materialista cada vez más ciega a la realidad espiritual de la vida.
Algunos se retiraron por un ideal; algunos para mantener sus principios; algunos escogieron el silencio para aquietar sus pasiones; algunos escapaban para salvar la vida; algunos para hacer cambiar a otros mediante su ejemplo; algunos para purificarse
Historia de la Alta Dinastía Han - Road to Heaven, Bill Porter
Dedican su tiempo a meditar, leer libros de tipo religioso y filosófico, cultivan frutas y verduras o recolectan lo que la naturaleza les da, viven en un entorno natural rico (con jabalíes, osos y hasta tigres!), sin internet, sin electricidad, ignorando al Partido Comunista, rehuyendo a los turistas y adentrándose más y más en las montañas, asediados por una civilización que en su decadencia parece querer llevarse por delante todo lo hermoso y espiritual que hay en este planeta.
En la práctica imagino que se trata de una realidad heterogénea, es fácil imaginar que muchos desistan después de pasar el primer invierno, otros pueden caer en distintas dinámicas poco sanas, habrá también quien prefiera cambiar su cueva por la relativa comodidad de un monasterio budista o taoísta... pero lo cierto es que ahí están, buscando la luz en la oscuridad lejos de las pantallas Made in China, los créditos hipotecarios y las jornadas laborales 996 (72 horas semanales).
La mayoría son herederos de las tradiciones religiosas de China, ya sea el Taoísmo o el Budismo, dedican una gran parte de su tiempo a cultivar su "energía vital", y hay casos bien documentados de ermitaños que vivieron bastante más de 100 años, supuestamente porque encontraron la forma de gestionar dicha energía de tal manera que evitaron la enfermedad y el envejecimiento, puede parecer "supersticioso", pero el primer monje que entrevistan en el anterior documental tiene cerca de 60 años y aparenta muchos menos.
Algunos llegaron hace décadas y otros hace pocos años, pero lo cierto es que el mito del ermitaño solitario viviendo en las montañas sigue vivo en China, a pesar de un largo pasado poco favorable a la espiritualidad, de su meteórico desarrollo material de las últimas décadas y de tratarse de uno de los países mejor controlados del planeta.
Obviamente soy consciente que en el Mundo Occidental hay movimientos comparables, y cuantitativamente de mucha mayor magnitud, yo mismo dejé una prometedora carrera de ingeniero informático en Madrid para huir, a Asturias primero, a un pequeño barco después, y a una remota y diminuta isla más recientemente; de hecho más de una vez me han calificado de "ermitaño", aunque no me considero como tal y nunca fue mi intención llegar a serlo.
Pero es un hecho que muchas personas en Europa huyeron de las ciudades en las últimas décadas para intentar encontrar un refugio en las zonas rurales, yo mismo conocí a cientos de ellos/as a lo largo de mi vida; la gran diferencia es que estos ermitaños chinos se apoyan en las tradiciones filosóficas y espirituales de su cultura, mientras que nosotros rara vez nos apoyamos en las nuestras, o al menos yo nunca conocí gente echada al monte que leyese la Biblia, estudiasen los filósofos griegos o meditasen sobre los libros de Kant o San Francisco; más bien la tendencia es hacia el Hinduismo, el Budismo y las teorías New Age de todo tipo.
Claro que hubo grandes filósofos y pensadores en el Mundo Occidental, incluso grandes líderes espirituales, pero desgraciadamente el olvido y la censura les han invisibilizado, quizás porque nunca tuvieron el apoyo oficial de que gozaron el Budismo y el Taoísmo en China en distintas épocas, y como quiera que sea, son totalmente desconocidos e inaccesibles para la mayoría de occidentales, que buscamos en culturas lejanas una espiritualidad que nos arrebataron en nuestro propio hogar hace ya demasiado tiempo.
Pero volviendo a los ermitaños chinos, no sólo se trata de hombres, sino que bastante más de la mitad son mujeres, ya que estas tienen tendencia a encontrar una resistencia menor por parte de sus familias a la hora de tomar este tipo de decisiones vitales, así pues, no es raro encontrar ancianas que llevan desde los 20 años viviendo como ermitañas en cuevas o pequeñas chozas, esta de la foto explica en el documental que excavó su cueva en la montaña a lo largo de 2 meses con la ayuda de otras dos personas:
También mucho de todo esto es posible gracias al aprecio y respeto que existe todavía en China hacia los ermitaños, como depositarios de un saber y una sabiduría ancestral que inevitablemente se encuentra lejos del polvo rojo de las grandes ciudades y cerca de la naturaleza; así pues no es raro que la gente de los pueblos cercanos de apoyo logístico a los ermitaños, ya sea dándoles comida, ropa o materiales de construcción entre otras cosas.
Hay que tener en cuenta que la realidad del campo en China es muy diferente a la de Europa: toda la tierra pertenece al Estado, no se puede comprar ni vender, y las casas sólo pueden comprar y venderse (por 70 años) por parte de las personas empadronadas en la población, lo cual a su vez no es un trámite fácil, a menudo ni siquiera posible, con lo cual estos ermitaños son prácticamente unos "sin papeles" (y "sin móvil") dentro de su propio país.
Esta es una casa de ermitaño hecha usando un entrante en la roca, la cama tiene una especie de horno debajo para mantenerla caliente en el invierno, y no hay colchón, en general en China tienen costumbre de dormir sobre superficies relativamente duras:
Puede parecer un hogar pobre, incluso precario, pero lo cierto es que cuando sabes ver las "riquezas del alma" las incomodidades materiales te parecen muy poca cosa, y las riquezas y el reconocimiento social todavía menos, al fin y al cabo la vida pasa rápido:
como una nube, que aparece en el horizonte cuando nacemos, y antes de que nos demos cuenta ya recorrió todo el Cielo y desapareció silenciosamente llevándonos consigo
Por eso merece la pena vivir con valentía y siendo coherentes con nuestra esencia íntima, que es lo que nos quedará el día que nuestro cuerpo desaparezca, ya sea en medio de las montañas o en una gran ciudad.