Escrito el 16/Marzo/2022 por Nacho
Mucho me temo que con tantas "crisis televisadas" y "catástrofes inminentes" nos está pasando lo que se suele decir de que "los árboles no nos dejan ver el bosque", y aunque ese "bosque" en este caso no sea precisamente idílico, creo que es necesario mirarlo desde la distancia para entender hacia donde estamos caminando e intentar modificar nuestro rumbo individual mientras podamos.
Con esa intención se me ocurrió traducir y comentar algunos fragmentos de la introducción al libro "Ningún Peligro Inmediato" de Rosalie Bertell, monja católica, epidemióloga y activista medioambiental, que hace décadas predijo mucho de lo que está pasando ahora.
sugiriendo que el clima y el colapso de la biosfera serían usados como arma contra nosotros.
En concreto, en el anterior texto explica como funcionaba en esencia el Gueto de Varsovia, para a continuación trazar un paralelismo con las crisis que atravesó Perú durante los años 70 del siglo pasado, en el sentido de que no fueron sino un intento por parte del Poder Financiero Global para convertir el país en algo parecido a un gueto, y por último extrapola esto a la posibilidad — muy real — de convertir el planeta en un conjunto de "países-guetos".
Pero lo mejor es ir viendo pequeños fragmentos de ese texto y sus sorprendentes paralelismos con lo que llevamos experimentando varios años.
La historia comienza así:
Los Pueblos Judío y Polaco a quienes los nazis querían exterminar fueron cuidadosamente engañados para que cooperasen en su propia destrucción, al menos hasta que fuese demasiado tarde para que hicieran algo por salvarse.
Es algo muy lógico, unos pocos no pueden exterminar y destruir a unos muchos si no es con la colaboración de la mayor parte de sus víctimas, al menos hasta que se les lleve a una situación tan precaria donde ya poco a nada puedan hacer por salvarse.
Fueron forzados a vivir en guetos, a los que primero se les llamó "barrios judíos", y más tarde "zonas de epidemia" [...], les dijeron que era para protegerles [...], después cercaron los guetos con alambre de espino [primero, y muros de 4 metros después], impusieron toques de queda "para protegerles", y gradualmente les expulsaron de muchos tipos de trabajos.
Es un hecho innegable que en los dos años que dura ya la Crisis del Covid millones de personas que no tragan con ello han sido expulsadas de trabajos claves en todo el mundo, empezando por la Sanidad Estatal, la Educación, las Fuerzas de Seguridad y la Administración Pública entre otros, creando una situación de facto en que las personas con un mínimo de inteligencia, dignidad, espíritu crítico y valentía se ven vetadas de esos trabajos.
No es un tema baladí, ya que ahora cualquier persona que tenga que tratar con la policía, con un médico o llevar a sus hijos a la escuela, se encuentra con que las personas que ahí trabajan han sido seleccionadas en base a unos criterios ideológicos y psicológicos muy específicos: que acepten no ser dueños de su cuerpo ni su salud y acaten cualquier tipo de orden por muy absurda y dañina que pueda ser, tanto para ellos mismos como para las personas que les rodean.
A eso se le suma la repentina inflación de los precios, que hace que muchos de esos trabajadores que pasaron a depender de sus ahorros y su patrimonio se estén empobreciendo a pasos agigantados, mientras que quienes se apropiaron de sus trabajos probablemente conserven mejor su poder adquisitivo y calidad de vida a la larga.
Su habilidad para resistir fue sistemáticamente reducida mediante el racionamiento de la comida y el deterioro de las condiciones de vida.
Claro, si consigues que tu enemigo cada vez coma menos y peor, cada vez será más débil y más fácilmente manejable.
Qué casualidad que últimamente la comida esté subiendo tanto de precio y empiecen a escasear según que géneros alimenticios, me gustaría pensar que es algo puntual y casual, y que en breve la comida bajará de precio y aumentará en cantidad y calidad, pero de momento no es eso lo que está ocurriendo.
Eventualmente la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas alcanzaron proporciones epidémicas [], justificando aún más su confinamiento en guetos.
Habrá quien me tachará de "paranoico", pero es que eso de primero confinar a la gente en guetos "para protegerles", luego debilitarles mediante comida mala y escasa, y a continuación confinarles todavía más porque su salud, a la que se pretende proteger, es cada vez peor, me resulta todo demasiado familiar.
Y justo cuando ya el discurso de proteger nuestra salud se había hecho insostenible, ¡zas! ¡guerra en Ucrania!, ¿y por qué no ocurrió esa guerra antes? llevaban desde 2014 con movidas en Ucrania, desde el golpe de estado y la anexión de Crimea, ¿por qué justo la guerra estalla en febrero de 2022, ni antes ni después? ¿pura casualidad?
El gueto se convirtió en un enclave autogobernado [...], recayendo el poder político en líderes judíos, pero los nazis mantuvieron el control de la Sanidad, el alojamiento, el suministro de comida y la educación, así como las comunicaciones dentro y fuera del gueto.
Aquí ya los paralelismos son más que evidentes, efectivamente en cada país ostentan el poder político nacionales de aquel país, pero la Sanidad es prácticamente idéntica en cualquier país, mismos protocolos, mismos medicamentos y poco o ningún espacio para la divergencia de opiniones por parte de los profesionales sanitarios.
El suministro de comida está en su mayor parte en manos de unas pocas multinacionales propiedad de un puñado de bancos, que son los dueños también de los medios de transporte y las fábricas de fertilizantes y maquinaria agrícola... nunca algo tan importante como el suministro de alimentos estuvo tan concentrado en tan pocas manos.
Con la educación pasa tres cuartas partes de lo mismo, en esencia es la misma en todos lados, e incluso lo poco que puede haber de "Educación Alternativa" es claramente insuficiente teniendo en cuenta el entorno en el que viven los niños y jóvenes, y el futuro más que previsible al que tendrán que hacer frente: no aprenden lo que necesitan, y en cambio les castran psicológicamente haciéndoles incapaces de enfrentar la realidad que les rodea.
En cuando a las comunicaciones, nunca han estado tan controladas y en tan pocas manos, dejando de lado las plataformas propietarias tipo Whatsapp y Telegram (100% controladas por quienes mandan), lo poco que queda de estándares públicos como el correo electrónico está en su mayor parte en manos de los mismos, y la censura y sabotaje hacia quienes tenemos servidores de correo propios no deja de crecer.
Lo único que se salva de la anterior lista es el alojamiento, que de momento sigue siendo libre mientras puedas pagarlo, pero no me extrañaría que esté cerca el día en que tengas que justificar por qué vives en un sitio y no en otro, y puedan obligarte a vivir donde no quieras; con las leyes de "Emergencia Nacional" que se han aprobado en España estos últimos años esa situación queda cada vez más cerca.
La energía de los judíos dentro del gueto se gastaba compitiendo por trabajos precarios, para conseguir vivienda, y luchando contra sus propios líderes judíos. Al hacerse la comida y los trabajos cada vez más escasos concentraron sus esfuerzos en sobrevivir dentro de un sistema cada vez más opresivo.
"Competir por trabajos cada vez más escasos y precarios para pagar una vivienda cada vez más cara", creo que a cualquiera que haya vivido la realidad social y económica de España en las últimas décadas esa frase le sonará bastante familiar, y lo peor no es eso, sino que probablemente le suene familiar a casi cualquier persona del planeta.
Todos/as [...] jugaron un papel en el proceso de su propio exterminio. Aunque sus acciones les llevaron a la muerte, también compraron unos días más de vida, por muy precaria que esta fuese, para cada habitante del gueto.
cuando les llevaban a los campos de exterminio les decían que estaban "reasentándoles" y se lo creían.
Claro, preferían aguantar una situación cada vez más opresiva, porque revelarse contra ella era más difícil que seguir tragando un día más, y así fue pasando el tiempo mientras su situación se hacía cada vez más precaria y las posibilidades de rebelarse con éxito cada vez más escasas.
La inmensa mayoría de la gente se resignó silenciosamente a cooperar, y pretendían que todo era normal. Parecía que lo que procedía era esperar a que todo pasase y sobrevivir mientras tanto. Cualquiera que intentase hacer sonar la alarma era tratado con estupor e incredulidad.
Esta última frase se podría aplicar tal cual a estos últimos dos años, al menos así lo siento yo.
La historia del Gueto de Varsovia acabó en 1943, cuando después de 2 años largos la gente se dio cuenta en masa de que eran víctimas de un plan de exterminio sistemático por parte de los nazis, se organizaron para luchar contra estos y fueron masacrados dramáticamente:
Para aplastar el levantamiento del Gueto de Varsovia los nazis quemaron edificios [llenos de gente], inundaron y dinamitaron alcantarillas [usadas como búnkeres], y fusilaron [decenas de miles de] mujeres, niños y ancianos.
La moraleja de la historia es que cuanto más se tarda en reaccionar y tomar medidas al respecto en una situación así peor pueden ir las cosas, en el caso del Gueto de Varsovia se calcula que de 500.000 judíos lograron sobrevivir entre un 2% y un 4%, la mayoría escondiéndose sin tener estatus legal o usando documentación falsa, es decir, o sin papeles o con papeles falsos.
Me gustaría equivocarme, pero mucho me temo que lo que está ocurriendo hoy en día es algo similar pero a nivel planetario, y donde las víctimas potenciales no son los judíos, sino cualquier persona con un mínimo de inteligencia, dignidad y coherencia que se niega a someterse al Mal.
Cada cual tendrá su opinión al respecto, pero pienso que, según están las cosas, conviene pararse unos minutos a pensar si lo que hacemos en el día a día está contribuyendo a nuestro bienestar y al de nuestros seres queridos, o más bien a nuestro exterminio colectivo a medio plazo.
Es con nuestras acciones y decisiones que vamos forjando nuestro destino día tras día.