La historia de este hombre es a la vez confusa e interesante, para empezar no está claro ni cómo se llama, ni siquiera cuando nació...
Debió nacer en 1938 ó 1939, en una zona rural situada entre Viena y la frontera de Austria con la República Checa; siempre se ha dedicado a las labores del campo y ha preferido permanecer en el anonimato (lo cual da pie a cuestionar incluso su existencia real) bajo el pseudónimo de Gottfried von Werdenberg.
No se trata del típico caso de un vidente que tiene una consulta donde atiende a otras personas como fue el caso de Diego de Araciel, sino que toda su vida ha tenido una ocupación normal y como tenía "visiones" pues se puso en contacto con otras personas para contárselas y eventualmente llegar a publicarlas en 1994 en un libro titulado "Visión 2004. Los próximos diez años" (Vision 2004. Die nächste 10 Jahre).
Este libro saltó a la fama a raíz de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, porque contenía la siguiente predicción, hecha en 1976 y publicada en 1994:
Nueva York queda destruida inesperadamente, ya en esta época de la guerra, por una carga explosiva pequeña [...] dando la impresión como si las casas fuesen sopladas por una violenta tormenta
Los Profetas del Bosque, página 241
Obviamente, no está describiento los atentados del 11S, primero porque sólo destruyeron 3 edificios (no todo Nueva York), segundo porque no menciona los aviones, y tercero porque los edificios no fueron "barridos" sino que más bien se hundieron sobre si mismos; de hecho el propio autor comentó pocos días después de los atentados:
el atentado actual (11/9/2001) no es el de la visión, porque la destrucción total de la ciudad de Nueva York sólo se debe a la explosión de dos bombas nucleares pequeñas; y que por esa época nos llegarán [a Europa Central] las duras luchas que ocurrirán en Egipto
Los Profetas del Bosque, página 239
Si alguien quiere informarse en más profundidad le recomiendo el excelente libro Los profetas del bosque, escrito por José María Sánchez de Toca (editorial Corona Borealis).
En resumen, este señor veía y oía cosas estando despierto y sin él buscarlo, era algo espontáneo que sencillamente ocurría; por eso más que videncias se podría decir que eran vivencias, algo así como los flashbacks que le pueden dar a una persona al recordar un acontecimiento traumático. Esto empezó cuando él era joven, y al ver que con el tiempo muchas de las cosas que veía se iban cumpliendo pues se dió cuenta de que ahí había algo...
De cualquier manera creo que lo mejor es dejar que sea el mismo quien hable:
Yo no puedo saber por percepción extrasensorial lo que los otros o yo pensábamos en aquel momento, ni qué era. Veo, escucho, y sé lo que quiero hacer o lo que los otros quieren hacer. No sé por qué hago esto o aquello. Al principio esto me tenía muchas veces perplejo sobre actuaciones futuras, cuyos motivos nunca sabía. [...] En estos casos siempre pienso como pensaría en la época de la visión y no como en el momento en que me pasa. [...] Las visiones aisladas no se me muestran en una serie ordenada, y se entrecortan temporalmente mil veces. Las más de las veces se refieren sólo a un tema y rara vez a toda la vida de una persona. Las veo como si viera varias películas en rápida sucesión y junto a ello cosas que yo mismo no he vivido, más o menos confusas, entre ellas la mayor parte de las veces emisiones de radio o de televisión, gente que cuenta los acontecimientos, o yo mismo que hablo de ellos con alguien. Extraido del libro Los profetas del bosque, páginas 237 y 238. |